Te ponen un retahíla de películas y en seguida ves que están las mismas por todos lados. La una vale para el apartado de drama, para el de misterio, para las que te pueden gustar, para las premiadas, total, que ves pasar las mismas una y otra vez. Para una buena que aparece, ya la has visto, y otra con buena pinta tiene el argumento de siempre. Así que ves una: Noche de lobos, que ofrece al menos buenos paisajes de frío y nieve, ahora que aprieta el calor, y dices: A ver, por muy mala que sea, refrescará algo. Pues no. Ni gota.
De acuerdo que está bien hecha y algo tiene pero como siempre pasa cuando no se cuida que no haya incoherencias, las tonterías acaban con ella. El argumento lo puedes aceptar pero cuando el director no tiene ni idea de lo que rueda, se te cae el alma a los pies.
Avanzaré un par de spoiler en su zona de las escenas que me ha dado pena para sepas con que te enfrentas si vas a verla. Sólo con eso ya no había forma de levantar la película. Además, que una mujer, por muy hecha polvo que esté tras perder a su hijo, esté todo el rato hablando en un susurro, como rezando, con un fondo de música monocorde, es algo inaguantable que dan ganas de enviarla a tomar viento a la primera; que el cazador sea otro muermo con pinta de fraile jubilado, y que nada más llegar al pueblo, la tía le meta en su casa a dormir sólo porque ha escrito un libro sobre lobos, parece lo que es, una película. Joder, don Jeremías, da un poco de autenticidad, coño, podía haberse ido a una pensión que para eso están.