En el Oeste.

Esta balada es de 10 pero ya que ellos están empeñados a cerrar las historias de forma trágica y cruel, como es la vida, dicen ellos en alguna entrevista, yo les respondo que aunque merezcan la mejor nota, la vida es tan ingrata que por eso no la van a tener. Pero no tiene porqué ser así, a veces las cosas salen bien y pueden terminar bien a pesar del sentido trágico de la vida, pero ellos dirán, ellos mandan, y nos someteremos a sus historias como vengan dadas, y más si nos referimos al episodio de la caravana, creo que el mejor, que es una bonita historia, sin desmerecer las demás.

Es un placer y una sorpresa para un aficionado ver acercarse el caballo al trote con el indio escondido, un efecto que sólo puede conseguir alguien que se ha traslado a aquella época y se lo ha currado y demuestra que la imaginación no la tiene todo el mundo. La tribu india al ataque es de lo mejor que se ha visto. Es tal el acierto en general de la ambientación que te salva de tener que pensar tú cómo podría ser aquel mundo, y te convence totalmente que tenía que ser así y te lo acoplas a cualquier idea que pudieras tener.

Tiros precisos y sangre la justa, no esos cubos de sangre que echa Tarantino esparcidos por todo el decorado, que no sabemos qué quiere decir. No es una crítica tampoco, cada uno que haga la película como quiera, pero igual pasa con los diálogos, muchos más acertados y concisos los de los Coen, con referencias puntuales (por ejemplo: él, metodista; ella, epicospalista), mejores que las monsergas del señor Tarantino en esos que diálogos medio artificiales.

Una ambientación inmejorable e insuperable y, por añadir algo, decir que podían sacar de estos episodios, para otra ocasión, una historia completa con el mismo humor negro, e incluso un pistolero cantarín tan genial como el del primer cuento. Y el tío de las sartenes también, ¿por qué no? La gente debía estar más pirada en aquellos tiempos. Hoy día los pirados no tienen ninguna gracia.