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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
1
Drama Adaptación de un libro de John Carlin (Playing the enemy). En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela (Morgan Freeman) llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del "Apartheid". Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca. En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional. (FILMAFFINITY) [+]
9 de abril de 2010
15 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Saludos cordiales. Lo primero: Me adhiero al sentir general y a la gran cantidad de “1” que figuran en esta página de críticas sobre la película Invictus. Pero pasemos a escuchar algunas declaraciones muy reveladoras...

-Sobre la película tengo que decir que el guion es una penuria. Ellos invictus y nosotros víctimus. Veamos, una cosa es un partido de fútbol ficticio en el marco de un campo de prisioneros de la IIGM, o de rugby en una cárcel de presos contra guardianes, con Burt Reynolds de prota, y otra esto, alargar hasta lo imposible un partido de rugby. Sólo ha faltado ponerlo entero.

Los directivos, más que sudafricanos parecen todos neoyorquinos. Esas reuniones y esos despachos son más propios de Los Ángeles que de Johannesburgo. Las maneras y los procederes no engañan a nadie. Ni idea por parte de Eastwood de dónde sitúa la acción.

Ya me imagino que no estarán de acuerdo con lo que digo pero la verdad es que el Sr. Eastwood debería considerar muy seriamente los argumentos de sus películas porque empiezan a estar huecas, vacías.

Referente al partido, el arbitro: una mierda o comprado. El partido estaba amañado. Esto se veía venir desde el principio. Otra cosa: La danza de presentación al principio del partido; una tontería más para presumir; confiésenlo. Cuando juega el Zaragoza en la liga no se ponen a cantar una jota, ni el Barsa se marca una sardana. En “Tú si que vales” les darían un primer premio por el bailoteo, que lo sepan ustedes, pero esto no es más que presunción ridícula.

No sólo me voy a meter con el Sr. Eastwood... Pero: ¡QUÉ ME DICEN DEL AMIGO MORGAN! Este tío no pierde baza. Trabajo que surge… ahí está el tío dispuesto a mendigar. Da la impresión que todo lo que le ofrecen le va bien y creo, sinceramente, e incluso lo que no le ofrecen. Un actor de su categoría no se debería embarcar en hacer todo lo que cae en sus manos, eso no está bien, y, ENCIMA, me he enterado en este caso en particular, que mendigó el papel a su amiguete Eastwood, penoso. Así pasa, que viéndole, al espectador le queda muy lejos la figura del señor Mandela. Además, se empieza a notar que su personalidad está declinando peligrosamente hacia un mismo registro de actuación, de filósofo con aires de bonachón de andar por casa. Siempre con su voz solemne y sus discursos profundos... Eastwood, olvídate un poco de Morgan Freeman porque hace de Morgan Freeman, no de Mandela.

¡Morgan, marqués, acuérdate de los pobres!

Háganme caso: no hay tema aquí para una película.
floïd blue
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