Sabrina... ¿Qué decir de Sabrina? Una cosa es ver la película y otra vivir una historia como la de Sabrina. Tal vez no sea una historia para que te la cuenten, sino para vivirla. Lo malo es que vivir una historia como la de Sabrina es difícil, por lo menos para alguien que no tiene chófer, ni tendrá.
Por lo tanto aunque quede muy antigua la película y las modas, así como las costumbres y las formas de actuar, y Humphrey parezca un vampiro siempre de negro y con paraguas, pues se puede disfrutar viendo esta historia y conociendo a Sabrina.
Sabrina es una muchacha que tiene su orgullo y muchos sueños por cumplir. Se quedará contigo y hará la cena pero no lavará los platos. Como digo, tiene su orgullo y eso cuenta.
El hermano de Humphrey anda detrás de ella y Humphrey quiere que su hermano se case con la hija de otro millonario. Cuestiones de protocolo, supongo. La hija de un chófer no casa bien para estos casos.

Sabrina estuvo en París y se enamoró de todo. Humphrey le dice que él estuvo una vez en París. Estuvo 35 minutos en una ocasión para firmar unos negocios y se marchó pitando.
Es un feliz instante en el que él habla con Sabrina..., están tan a gusto los dos... Y tú los ves y los escuchas como si estuvieras sentado al lado, deseando que estén así mucho tiempo. Al poco llega el inevitable silencio ... Y entonces Humphrey con esa cara, con esa cara de enterrador que usa, le suelta a la encantadora Sabrina:

-París es para los enamorados..., por eso sólo estuve 35 minutos.

Momento estrella. Señores, contemplen la cara que pone y le pondrán un 10 a esta película.