No voy a discutir que Tom Horn es una película bien realizada en la que McQueen (él si era una leyenda viva) da vida a un personaje sacado de la historia norteamericana, y se preocupó de hacer un buen trabajo. Linda Evans y sobre todo Slim Pickens, especialista en cine del oeste americano que no se quita el sombrero vaquero ni sentado encima de una bomba, son profesionales que aportan solidez allá donde aparezcan. Eso cuenta.
Desde luego la fotografía es magnífica y la dirección correcta.
No obstante, falla, para mí, el relato y el ritmo empleado. Creo que se perfilaba como una película del género del oeste de las que se quedaran en la memoria y al final lo que pasará es que se quedará en el olvido.
Para crear una leyenda de alguien el tipo tiene que destacar y sobrevivir a su tiempo, en este caso a tiro limpio, y lo aquí expuesto no alcanza para que nadie quiera recordarlo porque no implica al espectador en nada. No crea ninguna intriga en el relato, los personajes secundarios carecen de un mínimo de magnetismo y sobre todo, de ningún modo se alcanza los niveles mínimos para que el espectador se sienta partícipe de algo épico. Ni mucho menos.