La película gira en torno a una cena de amigos que en principio iba a transcurrir como cualquier otra cena. Sin embargo, alguien propone un peligroso juego: los mensajes y llamadas a los móviles serán leídos y escuchados por todo los integrantes de la cena. Con este sugerente guión, la película nos introduce de forma cómica en los secretos entre amigos que demuestran que al final todos son unos perfectos desconocidos.

A pesar de que la película transcurre en un mismo escenario, el salón de una casa, los diálogos y el ritmo de la trama hacen que no se pierda el interés y te mantiene enganchado. El guión y las escenas juegan con el espectador y todo no es lo que parece. Gran parte de las razones de que me mantuviera con una sonrisa y sin despegar ojo de la pantalla fueron las interpretaciones de los siete actores que encarnan a los diferentes personajes. Mención especial para Ernesto Alterio y su personaje, que protagoniza una de las mejores escenas de la comedia. Esta película consigue lo que pocas comedias logran, provocar la risa sin caer en el tópico ni en la broma fácil.

En definitiva, es una película recomendable para entretenerse y que a más de uno/a le recordará que siempre es mejor borrar los mensajes del Whatsapp.