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Venezuela Venezuela · Maracaibo
Voto de bucefalo:
7
Acción. Thriller Bryan Mills (Liam Neeson) es un agente especial jubilado. Pero cuando su hija Kim (Maggie Grace) es secuestrada en París por una organización criminal albanokosovar, tendrá que volver a la acción para intentar salvarla. La banda se dedica a una red de trata de blancas, por lo que Mills sabe que sólo dispone de unas horas para conseguir rescatarla antes de que se pierda el rastro de su hija. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2008
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine no sólo es entretenimiento sino también compensación. Ocurre muchas veces que desde la comodidad de la butaca presenciamos el drama ajeno y nos regocijamos secretamente de que esas tragedias y penurias no nos ocurran a nosotros. Algo parecido sucede cuando nos identificamos con los denominados “vengadores urbanos” al estilo de Charles Bronson o en éste caso Liam Neeson. Ante la violencia irracional, como expresión de la maldad que unos lobos de presa cometen en contra de víctimas inocentes, proclamamos desde la herida abierta que se haga justicia. Y no queremos esa justicia “carcelaria” lenta, clientelar, burocrática y corrupta, sino el “ojo por ojo y diente por diente”. Que los “malos” aprendan a beber de su propia medicina y que la máxima brutalidad de sus acciones se les revierta multiplicada por mil.

En Venganza el espectador se siente vindicado. Asiste desde el asombro y el estrépito a una violencia desmedida alimentada por el amor de padre a hija. No hay respiro en las escenas de vértigo donde Liam Neeson hace alarde de toda su experiencia como agente secreto siguiendo los rastros de los secuestradores de su hija. Y la venganza termina siendo implacable, sin concesiones ni medias tintas. Esa brutalidad termina por gustarnos, ya que es quirúrgicamente efectiva y no repara en pausas ni problemas de conciencia. La tenue línea entre ficción y realidad queda traspasada.

Venganza, del director francés Pierre Morel, es una efectiva película de acción como hacía tiempo no veíamos. Si detallamos el argumento encontramos muchas incongruencias que terminan siendo poco relevantes, o en todo caso, quedan opacadas por la eficaz acción vengadora de su protagonista. Bien sabemos que la ley del talión representa un estadio primitivo de organización social que se supone superado, aunque ante la ineficacia de la justicia actual, termina siendo un tentador recurso. Hábilmente, los productores de la película, construyeron un personaje cuya furia redentora queda justificada por el castigo que logra recaer sobre los promotores del mal, e incluso, las matanzas que comete carecen de consecuencias jurídicas y morales de ningún tipo. Esta idealización desmesurada, de una justicia suprema y terrible, termina siendo un mensaje fascista que no debiéramos tomarlo tan en serio. Como catarsis está bien, pero si lo trasladamos a la práctica, representaría la encarnación de todo un infierno sin posibilidades de remisión.

Venganza termina siendo una película de un solo actor, con la suerte de que la caracterización que lleva a cabo Neeson es realmente convincente y sorprendente. La fuerza de su violencia no proviene de armas especiales ni de poderes sobrenaturales, sino del más profundo dolor y miedo ante la posibilidad de una perdida afectiva irreparable. Y esta convicción ciega le permite establecer una empatía con un espectador ávido de justicia, como ocurre en el caso de los venezolanos de hoy.
bucefalo
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