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Voto de KRIVO:
7
6,9
40.411
Western. Acción
Arizona. Con la esperanza de conseguir una recompensa que le permita evitar la ruina de su rancho, Dan Evans (Christian Bale) decide colaborar en el traslado del peligroso forajido Ben Wade (Russell Crowe) hasta un pueblo, donde deberán coger el tren de las 3:10 para llegar a la prisión de Yuma. Remake del film de 1957 de Delmer Daves. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienzo señalando que había visto el estupendo western original de 1957, (filmado en un preciosista blanco y negro). Y volví a verlo hace poco para tener un punto de comparación cercano, con éste que nos ocupa ahora, el que he revisado para ver qué nos trae el western del siglo XXI. Y claro que voy a comparar, pues estamos hablando de un remake y vi este nuevo teniendo como referencia el antiguo.
Esta versión de James Mangold no está nada mal, al contrario, es más pletórica en la acción, balaceras y espectacularidad, obviamente efectos especiales mediante. Muy metida en los códigos cinematográficos del cine comercial actual. Para bien y para mal. Pero, por lo mismo, se observan algunas escenas y acciones exageradas, otras atropelladas, rozando el efectismo, y una violencia a veces gratuita. Reconozco que, sin abusar de la cámara nerviosa (ese defecto tan propio del cine de hoy), Mangold construye un relato fluido, de notable ritmo, con una atrapante primera media hora, pero que le falta capacidad de intriga, de crear "clima", y deja un tanto de lado el aspecto psicológico y más intimista de la trama original, que tiene esos diálogos bien hilvanados y plenos de sentido, en un clima de mayor tensión (el gran mérito de la versión del '57) para centrarse en la acción pura y dura y en la forma más que en el fondo. No es que esta del 2007 tenga diálogos inferiores, de hecho los hay y buscan una reflexión, sino que se ven rápidos en ese intento, son menos pausados. Me queda la sensación de que el director necesita introducir esos diálogos y especialmente en la aproximación que se produce entre los dos personajes centrales, para ser fiel (en este sentido) al espíritu del original.
Un correcto Russell Crowe de vida al criminal matón que debe ser transportado en el tren de las 3.10, para ser encarcelado y juzgado a nivel federal. Pero su personaje de Ben Wade es mucho más drástico y perverso (no lo veo carismático), en la forma y en el fondo, que el compuesto por Glenn Ford en la original, quien logra en convincente faena, un personaje irónico, de agudeza y persuasión envolvente en la conversación, más relajado, inquietantemente más tranquilo, de miradas, sonrisas y silencios decidores. Hasta Dan Evans se pone celoso de que su esposa converse con este forajido manipulador que interpreta Ford.
Crowe, no obstante lo anterior, da con el tono que probablemente este nuevo guión le exige, se produce un cierto acercamiento con el personaje de Evans, su cancerbero, pero el bandido se muestra más intimidante y menos empático. Sin embargo, en la parte final, hasta tiene su "ablandamiento", y experimenta un cambio psicológico que se me antoja muy repentino y que, en rigor, no se condice con el perfil que ha mostrado en toda esta historia y como él mismo ha señalado, "soy malo, mi alma está podrida hasta el infierno", le reconoce al valiente hijo mayor de Evans, en cierto momento, tal vez con una dosis de sarcasmo, pero lo dice.
Christian Bale, por su parte, me sorprendió positivamente construyendo un personaje (el de Evans) bien perfilado, como ese padre de familia amenazado, en aprietos económicos, disminuido físicamente y temeroso, que evoluciona hacia un sujeto más decidido, menos pusilánime y más expresivo que el original interpretado por Van Heflin, que cumple correctamente, pero con menos matices. Bale logra un registro más variado, más explícito en evidenciar lo que quiere, por lo que lucha, y por demostrar a su familia y especialmente a su hijo, su valentía. Es creíble en gran parte de la película, salvo en el tramo final. Uffff, ese final, que estropea la película.
¿La banda de forajidos de Wade? Despiadados. En realidad y comparando, la banda original resulta ser una cosa de jóvenes entusiastas que cuando quieren se ponen "malos". La del 2007 no. Son la esencia de la maldad, todos y especialmente el lugarteniente de Wade, un muy bien perfilado Ben Foster, que se solaza en la crueldad y la muerte. Foster -con vida propia- llega a eclipsar por momentos a los dos destacados protagonistas. Pero esa pandilla de bandidos, que seguían lealmente a su líder y se dejan la piel por rescatarlo (y por cierto, un reguero de muertes en el camino), no esperaban tener ese final. Y creo que el espectador tampoco.
Hay que considerar eso sí, que esta nueva versión dura 30 minutos más que la original y, por ende, hay más espacio para el registro de personajes, situaciones y conflictos. Todo depende de cómo se utiliza esa media hora adicional.
¿Y qué pasa con el final, qué decir de este despropósito? ¿Qué lectura darle? Por un lado, es descomunal y rupturista. Al director no le tiembla la mano para hacer pedazos ciertos códigos propios de los westerns clásicos. Por el otro, este desenlace lo veo muy poco coherente y además, ese cuarto de hora final es pura acción desenfrenada e hiperbólica, que le resta credibilidad y baja peldaños en la calificación de este "tren modernizado", que hasta antes del clímax, en general se conducía bien. Amerita spoiler.
En resumen, un entretenido producto y remake de un notable clásico del western. Meritorio por mantener este apasionante género aún en vilo, en tiempos post-modernos.
Esta versión de James Mangold no está nada mal, al contrario, es más pletórica en la acción, balaceras y espectacularidad, obviamente efectos especiales mediante. Muy metida en los códigos cinematográficos del cine comercial actual. Para bien y para mal. Pero, por lo mismo, se observan algunas escenas y acciones exageradas, otras atropelladas, rozando el efectismo, y una violencia a veces gratuita. Reconozco que, sin abusar de la cámara nerviosa (ese defecto tan propio del cine de hoy), Mangold construye un relato fluido, de notable ritmo, con una atrapante primera media hora, pero que le falta capacidad de intriga, de crear "clima", y deja un tanto de lado el aspecto psicológico y más intimista de la trama original, que tiene esos diálogos bien hilvanados y plenos de sentido, en un clima de mayor tensión (el gran mérito de la versión del '57) para centrarse en la acción pura y dura y en la forma más que en el fondo. No es que esta del 2007 tenga diálogos inferiores, de hecho los hay y buscan una reflexión, sino que se ven rápidos en ese intento, son menos pausados. Me queda la sensación de que el director necesita introducir esos diálogos y especialmente en la aproximación que se produce entre los dos personajes centrales, para ser fiel (en este sentido) al espíritu del original.
Un correcto Russell Crowe de vida al criminal matón que debe ser transportado en el tren de las 3.10, para ser encarcelado y juzgado a nivel federal. Pero su personaje de Ben Wade es mucho más drástico y perverso (no lo veo carismático), en la forma y en el fondo, que el compuesto por Glenn Ford en la original, quien logra en convincente faena, un personaje irónico, de agudeza y persuasión envolvente en la conversación, más relajado, inquietantemente más tranquilo, de miradas, sonrisas y silencios decidores. Hasta Dan Evans se pone celoso de que su esposa converse con este forajido manipulador que interpreta Ford.
Crowe, no obstante lo anterior, da con el tono que probablemente este nuevo guión le exige, se produce un cierto acercamiento con el personaje de Evans, su cancerbero, pero el bandido se muestra más intimidante y menos empático. Sin embargo, en la parte final, hasta tiene su "ablandamiento", y experimenta un cambio psicológico que se me antoja muy repentino y que, en rigor, no se condice con el perfil que ha mostrado en toda esta historia y como él mismo ha señalado, "soy malo, mi alma está podrida hasta el infierno", le reconoce al valiente hijo mayor de Evans, en cierto momento, tal vez con una dosis de sarcasmo, pero lo dice.
Christian Bale, por su parte, me sorprendió positivamente construyendo un personaje (el de Evans) bien perfilado, como ese padre de familia amenazado, en aprietos económicos, disminuido físicamente y temeroso, que evoluciona hacia un sujeto más decidido, menos pusilánime y más expresivo que el original interpretado por Van Heflin, que cumple correctamente, pero con menos matices. Bale logra un registro más variado, más explícito en evidenciar lo que quiere, por lo que lucha, y por demostrar a su familia y especialmente a su hijo, su valentía. Es creíble en gran parte de la película, salvo en el tramo final. Uffff, ese final, que estropea la película.
¿La banda de forajidos de Wade? Despiadados. En realidad y comparando, la banda original resulta ser una cosa de jóvenes entusiastas que cuando quieren se ponen "malos". La del 2007 no. Son la esencia de la maldad, todos y especialmente el lugarteniente de Wade, un muy bien perfilado Ben Foster, que se solaza en la crueldad y la muerte. Foster -con vida propia- llega a eclipsar por momentos a los dos destacados protagonistas. Pero esa pandilla de bandidos, que seguían lealmente a su líder y se dejan la piel por rescatarlo (y por cierto, un reguero de muertes en el camino), no esperaban tener ese final. Y creo que el espectador tampoco.
Hay que considerar eso sí, que esta nueva versión dura 30 minutos más que la original y, por ende, hay más espacio para el registro de personajes, situaciones y conflictos. Todo depende de cómo se utiliza esa media hora adicional.
¿Y qué pasa con el final, qué decir de este despropósito? ¿Qué lectura darle? Por un lado, es descomunal y rupturista. Al director no le tiembla la mano para hacer pedazos ciertos códigos propios de los westerns clásicos. Por el otro, este desenlace lo veo muy poco coherente y además, ese cuarto de hora final es pura acción desenfrenada e hiperbólica, que le resta credibilidad y baja peldaños en la calificación de este "tren modernizado", que hasta antes del clímax, en general se conducía bien. Amerita spoiler.
En resumen, un entretenido producto y remake de un notable clásico del western. Meritorio por mantener este apasionante género aún en vilo, en tiempos post-modernos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El final.
Primero, esa acción vertiginosamente inverosímil , corriendo por los tejados, saltos acrobáticos, etc. ¿un tullido?
Segundo y lo más cuestionable. ¿Cómo ocurre ese cambio tan drástico, repentino y poco creíble en este bandolero? Este asesino sin escrúpulos, líder de una banda de sanguinarios forajidos y que él mismo reconoce que para liderar a esos bandidos sin Dios ni Ley, hay que tener el alma podrida hasta el infierno, tiene un súbito hálito de bondad o compasión (¿podemos llamarla así?) hacia su cancerbero, que termina vilmente asesinado por sus compinches, antes de subir al tren (gran escena de muerte de Bale). Entonces, el villano Ben Wade decide, ahí mismo, impulsivamente, darse la vuelta y disparar a su lugarteniente y a sus secuaces, que se jugaban la vida por su líder en su intento por rescatarlo, con el mismo revólver que ellos le habían devuelto recién.
¿Qué significa esto? ¿Se transformó en el corto camino hacia el tren al "sensibilizarse" con su custodio? ¿Redención para ir al Cielo y escapar del Infierno? ¿Transmutación? ¿Psicopatía de patio?
Más realista (y tal vez coherente) sería que, por último, si igual se va a escapar, que lo haga. Como llamó a su noble caballo con un silbido, se va en el tren y más allá, salta de él, y se aleja cabalgando con rumbo desconocido. Pero no ese acto demencial de eliminar a sus secuaces, por perversos que fueran (él no lo es menos), y que le han demostrado una lealtad a toda prueba. Poco se comprende. Pero, en un intento de hacerlo, quedaría aceptar que el director nos quiere mostrar que el desalmado Wade ahora es bueno. Se ha redimido. Igual no me lo creo.
Si fuera sólo por el final, mi puntuación para esta película bajaría a 5.0, siendo generoso.
He visto muchísimos westerns clásicos y spaghetti, pero nada parecido. Me refiero al jefe de los maleantes despachando sin piedad a su propia banda que le ha sido leal. Lo único que tiene visos de semejanza, pero totalmente al revés, es decir, contra inocentes y no bandoleros, esto es, los malos asesinan a personas desarmadas de manera sanguinaria, sin el menor respeto por el valor de la vida, es el famoso y lúgubre final de "El gran silencio", el espléndido eurowestern, hoy de culto, de Sergio Corbucci (el director de Django).
Primero, esa acción vertiginosamente inverosímil , corriendo por los tejados, saltos acrobáticos, etc. ¿un tullido?
Segundo y lo más cuestionable. ¿Cómo ocurre ese cambio tan drástico, repentino y poco creíble en este bandolero? Este asesino sin escrúpulos, líder de una banda de sanguinarios forajidos y que él mismo reconoce que para liderar a esos bandidos sin Dios ni Ley, hay que tener el alma podrida hasta el infierno, tiene un súbito hálito de bondad o compasión (¿podemos llamarla así?) hacia su cancerbero, que termina vilmente asesinado por sus compinches, antes de subir al tren (gran escena de muerte de Bale). Entonces, el villano Ben Wade decide, ahí mismo, impulsivamente, darse la vuelta y disparar a su lugarteniente y a sus secuaces, que se jugaban la vida por su líder en su intento por rescatarlo, con el mismo revólver que ellos le habían devuelto recién.
¿Qué significa esto? ¿Se transformó en el corto camino hacia el tren al "sensibilizarse" con su custodio? ¿Redención para ir al Cielo y escapar del Infierno? ¿Transmutación? ¿Psicopatía de patio?
Más realista (y tal vez coherente) sería que, por último, si igual se va a escapar, que lo haga. Como llamó a su noble caballo con un silbido, se va en el tren y más allá, salta de él, y se aleja cabalgando con rumbo desconocido. Pero no ese acto demencial de eliminar a sus secuaces, por perversos que fueran (él no lo es menos), y que le han demostrado una lealtad a toda prueba. Poco se comprende. Pero, en un intento de hacerlo, quedaría aceptar que el director nos quiere mostrar que el desalmado Wade ahora es bueno. Se ha redimido. Igual no me lo creo.
Si fuera sólo por el final, mi puntuación para esta película bajaría a 5.0, siendo generoso.
He visto muchísimos westerns clásicos y spaghetti, pero nada parecido. Me refiero al jefe de los maleantes despachando sin piedad a su propia banda que le ha sido leal. Lo único que tiene visos de semejanza, pero totalmente al revés, es decir, contra inocentes y no bandoleros, esto es, los malos asesinan a personas desarmadas de manera sanguinaria, sin el menor respeto por el valor de la vida, es el famoso y lúgubre final de "El gran silencio", el espléndido eurowestern, hoy de culto, de Sergio Corbucci (el director de Django).