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Voto de KRIVO:
10
6,8
8.951
Musical
Adaptación cinematográfica del de la exitosa obra musical de Broadway, que relata la historia de Jesús de Nazaret por medio de canciones de rock. El musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice sigue siendo uno de los más famosos de todos los tiempos. (FILMAFFINITY)
15 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La he visto muchas veces, en su época de estreno, después en formato DVD y ahora con mis hijos adolescentes (quedaron deslumbrados, especialmente por su música). Me sigue pareciendo un musical brillante (que eso es, una ópera rock), un enfoque y puesta en escena muy original del tema, estupendas interpretaciones en general de todos, sobresaliendo el trío protagonista, que nos deleita con una soberbia calidad vocal. Las canciones (letra y música) son magníficas, únicas e irrepetibles, varias están basadas en los propios Evangelios y -por lo mismo- de conceptos profundos. La mayoría de esos temas son realmente conmovedores y han quedado para la posteridad. Prueba de ello, es que posteriormente se realizaron diversas versiones de la obra en el cine (ejemplo, la versión española de muy buen nivel y en otros países también), y por cierto, el musical se sigue reproduciendo e interpretando en diferentes formatos y frente a públicos diversos, incluyendo el escolar y el universitario. También ha sido una forma muy atractiva (y entretenida) de acercar -de alguna manera- la historia y el mensaje original de Jesucristo a las nuevas generaciones, independientemente de si uno es o no cristiano.
La película nos regala una hermosa fotografía y una dirección con oficio (Jewison ya sabía de musicales) y aunque algunos observadores han criticado el abuso del zoom y de la cámara lenta, me parece que éste no es un punto reprochable, es lo que se estilaba en esos años y no deslucen la obra general.
En otro ámbito, se han cuestionado la estética y ciertos códigos, como algo obsoletos al día de hoy, pero el valor es que son -precisamente- muy de su tiempo, hay una identidad clara del mensaje que los creadores quieren transmitir. Pues de eso se trata, de plantear una nueva visión del personaje, contextualizado en la época moderna (decada de los ’70 en este caso), con lo cual el director canadiense y los autores británicos (letra y música) buscan mostrar explícitamente. Esto es, evidenciar un Jesucristo más humano, no divinizado, un hombre de carne y hueso, con temores, dudas y contradicciones, y contextualizado en la época contemporánea, con los usos y costumbres propias de ella. En este sentido, hay una fuerte y muy interesante simbolismo crítico a través de toda la cinta, destacando en este aspecto la figura de un carismático Judas, cuestionador y empujado a un destino trágico, que se roba la pantalla.
Todo esto hizo de Jesucristo Superstar una película muy innovadora, provocadora y rupturista y, por lo mismo, no puede dejar indiferente a nadie que la vea por primera vez.
En resumen, es un producto artístico de alta calidad, muy recomendable de ver y que se continúa disfrutando y (re)descubriendo en la actualidad.
La película nos regala una hermosa fotografía y una dirección con oficio (Jewison ya sabía de musicales) y aunque algunos observadores han criticado el abuso del zoom y de la cámara lenta, me parece que éste no es un punto reprochable, es lo que se estilaba en esos años y no deslucen la obra general.
En otro ámbito, se han cuestionado la estética y ciertos códigos, como algo obsoletos al día de hoy, pero el valor es que son -precisamente- muy de su tiempo, hay una identidad clara del mensaje que los creadores quieren transmitir. Pues de eso se trata, de plantear una nueva visión del personaje, contextualizado en la época moderna (decada de los ’70 en este caso), con lo cual el director canadiense y los autores británicos (letra y música) buscan mostrar explícitamente. Esto es, evidenciar un Jesucristo más humano, no divinizado, un hombre de carne y hueso, con temores, dudas y contradicciones, y contextualizado en la época contemporánea, con los usos y costumbres propias de ella. En este sentido, hay una fuerte y muy interesante simbolismo crítico a través de toda la cinta, destacando en este aspecto la figura de un carismático Judas, cuestionador y empujado a un destino trágico, que se roba la pantalla.
Todo esto hizo de Jesucristo Superstar una película muy innovadora, provocadora y rupturista y, por lo mismo, no puede dejar indiferente a nadie que la vea por primera vez.
En resumen, es un producto artístico de alta calidad, muy recomendable de ver y que se continúa disfrutando y (re)descubriendo en la actualidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La película tiene muchos momentos altos y espectaculares, y también varias curiosidades.
- La llegada a la zona de Israel del bus con el grupo de actores y cantantes de estilo hippie, que van a representar la obra en el desierto. Muy setentera y atractiva. Sorprende de entrada a quien la ve por primera vez, sin antecedentes del filme.
- La primera escena en que aparece la figura de Jesús, emergiendo de entre sus acólitos. Sensacional.
- El momento en que Jesús se desahoga y se rebela ante su creador en el Getsemaní. Un Ted Neeley conmovedor.
- Todas las interpretaciones de Judas, llenas de histrionismo y alta calidad vocal de un Carl Anderson soberbio.
- El momento de la interpretación de Yvonne Elliman (como María Magdalena) cuando le canta a Jesús dormido. Sublime.
- La intervención de Poncio Pilatos, para algunos un poco afectada, pero es un gran rol de Barry Dennen.
- El curioso y algo kitsch baile dirigido por Herodes, también amanerado, pero muy destacado número de Bob Mostel y su séquito de bailarines/as.
- La bien timbrada voz de bajo de Bob Bingham en el papel del Sumo Sacerdote Caifás, no así la de su compañero Kurt Yaghjian como el sacerdote Anas.
- Los 39 latigazos a Jesús, con la música como protagonista indiscutida de un momento trágico. Qué momento épico y sobrecogedor, la película aquí alcanza su cénit de lo que es: Los últimos momentos en la vida de Jesús contados en clave de ópera rock. Pone los pelos de punta. Magistral.
- El fuerte simbolismo crítico presente a través de toda la obra, como la presencia de tanques, aviones, las ametralladoras de los romanos, y hasta los relojes pulseras en manos de varios.
- El cierre, con el emotivo momento de los ángeles, el tema Jesucristo Superstar y las coreografías de todos. Brillante.
- La llegada a la zona de Israel del bus con el grupo de actores y cantantes de estilo hippie, que van a representar la obra en el desierto. Muy setentera y atractiva. Sorprende de entrada a quien la ve por primera vez, sin antecedentes del filme.
- La primera escena en que aparece la figura de Jesús, emergiendo de entre sus acólitos. Sensacional.
- El momento en que Jesús se desahoga y se rebela ante su creador en el Getsemaní. Un Ted Neeley conmovedor.
- Todas las interpretaciones de Judas, llenas de histrionismo y alta calidad vocal de un Carl Anderson soberbio.
- El momento de la interpretación de Yvonne Elliman (como María Magdalena) cuando le canta a Jesús dormido. Sublime.
- La intervención de Poncio Pilatos, para algunos un poco afectada, pero es un gran rol de Barry Dennen.
- El curioso y algo kitsch baile dirigido por Herodes, también amanerado, pero muy destacado número de Bob Mostel y su séquito de bailarines/as.
- La bien timbrada voz de bajo de Bob Bingham en el papel del Sumo Sacerdote Caifás, no así la de su compañero Kurt Yaghjian como el sacerdote Anas.
- Los 39 latigazos a Jesús, con la música como protagonista indiscutida de un momento trágico. Qué momento épico y sobrecogedor, la película aquí alcanza su cénit de lo que es: Los últimos momentos en la vida de Jesús contados en clave de ópera rock. Pone los pelos de punta. Magistral.
- El fuerte simbolismo crítico presente a través de toda la obra, como la presencia de tanques, aviones, las ametralladoras de los romanos, y hasta los relojes pulseras en manos de varios.
- El cierre, con el emotivo momento de los ángeles, el tema Jesucristo Superstar y las coreografías de todos. Brillante.