Documental dividido en tres partes sobre una de las tragedias áreas más infames de los últimos tiempos.

No tiene desperdicio. Muchos estábamos al tanto de lo ocurrido, pero no de cómo ocurrió. Sí sabíamos que hubo errores, pero igual no tantos. De hecho apuesto a que mucha gente que pensaba que lo sabía todo sobre este "accidente" descubrirá alguna que otra sorpresa que, por lo que sea, los medios de comunicación no nos han hecho llegar.

Esa cadena de errores está perfectamente explicada por gente entendida en el tema, especialmente por inspectores e ingenieros aeronáuticos y, aunque nos hablan con muchos tecnicismos, se nota mucho el esfuerzo del realizador (e incluso de alguno de los entrevistados) porque lo entendamos todo bien, sea cual sea el tipo de público que vaya a ver el documental. No intentan convencernos, intentan hacernos ver que esta tragedia se podía haber evitado y que no se quiso evitar, señalando directamente a multitud de culpables, desde Boeing y su diseño defectuoso del relé de ese aparato hasta la poca delicadeza de los operarios de mantenimiento, sin olvidarnos de la aerolínea Spanair, más preocupada porque todos los vuelos salgan a tiempo para no perder dinero, que por la pérdida de vidas humanas.

Interesante también ver los entresijos de una comisión de investigación. Es en este punto donde ya no puedes evitar la incredulidad y empieces a enfadarte ante la falta de sensibilidad, empatía y la desfachatez de los personajes que se sentaron sin asumir su culpabilidad ante esa comisión. Menuda panda de sinvergüenzas.

De verdad que es un documental necesario, respetuoso (por fin dejan de emitirse las conversaciones reales en cabina que tanto y tanto tuvimos que escuchar en la prensa) y profesional.

Nos encontramos rodeados por verdaderos terroristas vestidos con sus mejores trajes y nuestra vida está en sus manos.