La chica protagonista, de color, se tira todo el tiempo cabreada con el policía joven novato (blanco) , con no muy buenos modos, diciéndole que no está haciendo lo suficiente por encontrar a su hijo y continuamente hablando del racismo hacia los negros. El policía, sin embargo, mantiene la calma e intenta calmarla a ella y diciéndole que hace lo que marca el protocolo

Cuando llega el marido, ella continúa con el tema del racismo y dice que su hijo y los que le acompañan han sido detenidos sólo por su raza

Cuando por fin llega el teniente, de color, enseguida, con buen criterio, le pone las pilas a la mujer que seguía demasiado nerviosa. El marido, agente del FBI, empieza a ponerse también "chulo", y es advertido sin titubeos por el teniente. Como no depone su actitud, es esposado y apartado de allí un rato. Para más inri, el teniente le aclara a la mujer que el policía que ha detenido a su hijo no es blanco, como ella presuponía, sino de color

Así que, la moraleja que quizá se extrae de aquí es que, a pesar de los precedentes racistas, no se debe PREJUZGAR antes de tiempo: el policía blanco de la comisaría es el que más aguante tiene (frente al teniente de color) y el policía que detiene el coche con chicos de color, no es blanco, sino de color.