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España España · Miranda de Ebro
Voto de la28:
7
Thriller. Acción. Comedia Mariano es un psicoanalista que, a raíz de un accidente de tráfico, es condenado a realizar trabajos comunitarios relacionados con su profesión. La tarea que el juez le asigna es la de atender a Alfredo, un inspector de la Policía Federal anímicamente devastado por la infidelidad de su mujer. Mariano tendrá que improvisar sus sesiones de psicoanálisis mientras acompaña a Alfredo en sus investigaciones. Casi sin darse cuenta, se irá ... [+]
21 de julio de 2007
40 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque tengamos recién estrenado el carnet de conducir por puntos, si el Director General de Tráfico viera Tiempo de valientes podría añadir una nueva fórmula para mejorar el comportamiento de los conductores.
Una grave infracción de circulación, cometida por un psicoanalista, es uno de los elementos argumentales que inician esta película nacida, aparentemente, sin aspiraciones de epatar ni de ser original y que, sin embargo, utilizando un esquema casi tópico (thriller con dos personajes antagónicos convertidos en colegas a la fuerza), consigue ser una obra sin fisuras gracias a la perfección con que encajan todos los mecanismos que permiten que una obra cinematográfica sea redonda. Su director, el joven Damian Szifrón, nacido en 1975, es representante de una generación de argentinos que ha irrumpido en el cine y en la publicidad audiovisual armada de un inteligente sentido del humor lleno, además, de ternura. Existen mucho ejemplos disponibles en Internert. Szifrón ya era muy popular en su país por ser el creador de la serie de televisión “Los simuladores”, y con esta película ha arrasado en las taquillas de los cines de su tierra.
Tiempo de valientes parece una comedia, pero se sumerge en los fondos del thriller más violento, navegando, con asombroso equilibrio, entres esos dos mares. La comedia baña los brillantes diálogos que ironizan sobre los lugares comunes de los argentinos; el thriller salpica el relato con su ritmo de acción y el ambiente tenebrista de los clásicos del género. Si el guión ya constituye un cimiento sólido, las interpretaciones de Luis Luque y Diego Peretti, matizadas, evitando la caricatura, consiguen simultanear una duplicidad hecha de humor y drama que dan todavía mayor consistencia a la intriga. Luis Luque fue galardonado con la Biznaga de Plata al Mejor Actor en el último Festival de Málaga, y, en el Festival de Peñíscola, el Premio a la Interpretación se lo llevó Diego Peretti.
Szifrón, que se crió viendo lo mismo películas de Bud Spencer y Terence Hill que de Sam Peckinpah, dice que no le suelen gustar “las películas que desatienden el entretenimiento, son pura pirotecnia, sin que a los personajes les pase nada orgánicamente”. Su filme es plenamente coherente con dicha preferencia. No obstante su aspiración a entretenernos, se apuntan temas relacionados con el mundo real y actual, cuestiones que invitan también a reflexionar; por ejemplo, sobre el nivel de compromiso que se debería asumir ante el conocimiento de asuntos turbios, ante la corrupción en las instituciones... Pero, como ya he dicho, el director quiere, sobre todo, “atender nuestro entretenimiento”; así que, cuando más instalados estamos en el desasosiego y en la tensión, se puede oir una música que recuerda a la del Morricone de los legendarios spaghetti-western subrayándonos “tranquilos, esto es sólo una película”. Y saldremos tan contentos.
la28
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