Sencilla, muy bien resuelta, con interpretaciones alejadas del academicismo, lo que aporta una gran autenticidad en su planteamiento y desarrollo. Anna Castillo y Oriol Pla realizan una primera parte absolutamente sugerente, incluso con ese maltrato como elemento distorsionador.

Jaime Rosales llega, sin paradojas, ni falsas apariencias. Todo funciona a favor de la historia, para que se produzca el encuentro. Lo que más me ha gustado es la ausencia de elementos que jueguen con el espectador. Aquí cada componente humano está definido de manera clara y directa...