Una serie que en cada capítulo introduce un conflicto que se aborda siempre desde un punto de vista maniqueo. Los Estados Unidos son buenos. Todos los demás países y actores son rigurosamente malvados. Cada problema se arregla indefectiblemente por el encanto personal y las pueriles ocurrencias de la ministra de exteriores, que se limitan a las mil formas de sobornar y engañar al malo, pero cándido, delincuente. No sé cómo el mundo está tan mal si los Estados Unidos lo arreglan todo. De autocrítica, cero. De los desmanes llevados a cabo por su país, menos diez. Por no hablar de la familia perfecta -desde su punto de vista- en que nada es fruto del esfuerzo ni del trabajo, sino solo del apellido y de ser lo que ellos llaman "americanos". De esta forma solo se aguantan unos pocos capítulos de este infame y trucado autobombo propagandístico de una de las Naciones más militaristas y beligerantes del planeta hasta darse cuenta del pastel. Claro, que como el mundo es suyo... Pues eso. Y un detalle más: todo está impregnado del femisnimo más rancio y machista que verse pueda. Parece que intentan se r feministas, pero les sale una sociedad machista en cada detalle. Y la originalidad... en cada temporada nos salvan varias veces de una nueva guerra mundial...