Disturbia confirma que se puede combinar un suspense creado con maestría y totalmente efectivo con la superficialidad y estupidez de películas de adolescentes en celo. Después de un planteamiento duro y conciso, proporcionando "excusas" totalmente válidas para situar al protagonista en una casa sin poder salir y con la única distracción de espiar a los vecinos, todo va poco a poco desinflándose hasta que roza el final donde hay un nuevo soplo de aire fresco que pincha a los 15 minutos terminando en un final que irradia indiferencia.

David Morse está espectacular como malo y Shia LaBeouf más que decente aunque sufre "el síndrome Elijah Wood" (usas dos expresiones para todas las escenas de la película). Una vez sentadas las bases de la situación de los personajes hay un cambio radical y pasa de un posible homenaje a la maravillosa La ventana indiscreta de Hitchcock a un remake de American Pie con menos música punk. Los diálogos totalmente predecibles, el desarrollo rápido y confuso, las situaciones siempre perfectas... Todo interrumpido por algunas escenas brillantes de suspense jugando con sombras, cámaras y las paredes de la casa vecina. Lástima que todo lo anterior haga perder su realismo.

Finalmente llegamos a la última parte de la película donde comienza la verdadera tensión, LaBeouf se convierte en Macgyver y se empieza a parodiar el final de El silencio de los corderos. Demasiados intentos de susto, demasiados recovecos y laberintos, demasiado obvio. Algunos detalles como el juguete de Shia y su limitación para salir de la casa dan mucho juego, los sustos están bien medidos y la tensión se mantiene constante en muchos momentos del film pero todo lo demás es puro relleno rematando la faena con un final de estar por casa.