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Voto de Vivoleyendo:
10
Drama. Romance Adaptación de una obra de teatro (kabuki) del siglo XVII de Chikamatsu Monzaemon. Osan vive en Kioto y está casada con Ishun, un rico y tacaño funcionario. Cuando Osan es acusada falsamente de tener una relación con Mohei, ambos huyen rápidamente de la ciudad. Ishun, por su parte, ordena a sus hombres que los encuentren y los separen para evitar el escándalo. (FILMAFFINITY)
25 de mayo de 2008
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con “Cuentos de la luna pálida de agosto”, Mizoguchi ya me mostró uno de los máximos exponentes del cine japonés. Y ahora, con “Los amantes crucificados”, supera todas mis expectativas, rebasa con creces y deja minúsculo e insignificante todo lo que yo pueda decir, porque este grandioso drama romántico derrocha encanto, maravilla y tristeza por los cuatro costados.
Basado en una obra del teatro kabuki del siglo XVII, nos sumerge en algo tan universal y conmovedor como el hallazgo del amor verdadero pese a todos los obstáculos.
Mizoguchi cuida con delicadeza toda la ambientación y el entorno sociocultural en el que los personajes están inmersos.
Kyoto, en el siglo XVII. La sociedad se rige por unas leyes estrictas e inamovibles, y el código del honor familiar es fundamental. Toda la prosperidad y la respetabilidad de las familias se cifran en presentar una fachada intachable y sin mácula.
Una próspera casa en la que se lleva a cabo un negocio de empapelación, cuyo volumen de ventas se basa en la fabricación de calendarios, es conducida con mano dura, codiciosa y tacaña por el dueño. Casado con una mujer mucho más joven, no muestra hacia ella más cariño que el que pudiera sentir por sus perros o sus caballos. Es duro de corazón, cruel con su propia familia, déspota y explotador con sus empleados, acosador sexual de las jóvenes empleadas y sólo atento hacia su clientela. Su mujer es una joven hermosa y dulce, y su mejor empleado es un muchacho trabajador, honrado y de buen corazón.
Los problemas económicos hacen peligrar a la familia de la esposa, pero ella no se atreve a pedir dinero a su avaro marido, de modo que recurre al fiel empleado. Él intenta sustraer el dinero clandestinamente al dueño, pero es descubierto in fraganti y acusado de intento de robo. La mujer, sintiéndose culpable, lo visita en su encierro y ambos son acusados de adulterio sin el menor fundamento. No les queda otra salida que la huida.
Pero la sentencia pesa sobre ellos como una losa funeraria. Las ávidas zarpas de la ley les perseguirán sin cansancio.
El círculo se estrecha inexorablemente sobre los fugitivos…
Es una de las historias de amor más preciosas y trágicas que se puedan presenciar. Con toda la sobriedad y brillantez narrativa que caracteriza a Mizoguchi, con su hiperrealismo impregnado de belleza, dureza, intensidad, delicadeza y hechizo, con la natural puesta en escena de escenarios de interiores domésticos y exteriores rurales, con la soberbia recreación de un estilo de vida, una época y una ideología y los riesgos de desafiar al rígido sistema… Mizoguchi filmó una obra maestra universal.
Porque tal vez valga más la pena morir por un destello de luz, que vivir sin hallar más que oscuridad.
Como la polilla que muere tras acercarse demasiado a la llama.
Vivoleyendo
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