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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama China, años treinta. Una joven es enviada por su padre para convertirse en la esposa del propietario de una bodega de vino de sorgo, que está enfermo de lepra. Durante el viaje se enamora de uno de los escoltas. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2008
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro gran drama de Yimou con el puro sabor a la China rural que se halla a las puertas del advenimiento de la invasión japonesa y la revolución comunista. Gong Li, su gran musa de los eternos ojos tristes, desborda una delicada sencillez que toca el espíritu con su dignidad y la expresividad de esa mirada insondable. Basta un gesto de su rostro, una sonrisa, para iluminar toda la pantalla; y sus oprimidos silencios son suficientes para hacernos llegar sus temores y sus dilemas.
Por unos campos cubiertos de sorgo, viaja esa muchacha hacia un matrimonio deprimente. Pero el destino da muchas vueltas y el amor de otro hombre, sencillo y visceral, cambiará su sino.
Los ciclos del sorgo marcan el ciclo de la existencia. El proceso de elaboración del rojo vino de sorgo se repite año tras año. Jiu-er (la muchacha), su familia y los demás que forman parte de sus vidas centran sus esfuerzos en ese rutinario, extraño y casi milagroso proceso de convertir el sorgo en vino. Ceremonias y cantos celebran el éxito y alaban al dios que permite la prosperidad de quienes elaboran su rojo néctar, tan venerado y apreciado.
Pero la tranquilidad de las estaciones que transcurren en su previsibilidad habitual, se rompe con la invasión de los japoneses.
Los tonos de intenso rojo, simbólico y envolvente, abundan en buena parte de las escenas. Un rojo encendido, reflejo de las pasiones que bullen en el aire. El rojo de un desgraciado velo de novia. El rojo del amor, impetuoso por parte del enamorado, y contenido por parte de ella. El rojo del atardecer sobre los campos. El rojo del vino. El rojo de la sangre derramada, mezclada con el vino. El rojo de un doliente eclipse de sol que llora a los muertos.
La inclinación de Yimou hacia este color es muy recurrente en sus filmes, y siempre adquiere sutiles significados que van más allá de lo visual y que influyen en las emociones del espectador.
La música se compone de melodías instrumentales chinas y de canciones populares que introducen de lleno en la estupenda y natural ambientación, dominada por los parajes naturales y los rudimentarios asentamientos humanos.
Naturaleza como símbolo de vida y de pasión que se renuevan; tierra y polvo; sudor, esfuerzo y trabajo constante; y la lucha por lo que se ama.
La dureza y la hermosura de vivir.
Esta película gana mucho si se ve en versión original subtitulada. Recomiendo verla en ese formato, pues podemos captar los tonos e inflexiones de las auténticas voces chinas, y merece la pena.
Vivoleyendo
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