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Voto de Vivoleyendo:
9
Drama. Romance Gerardo y Jonás se reencuentran porque se han buscado; en una primera mirada se descubren cómplices añejos. De ahí una cita, otra, el hotel, la universidad, las discotecas, la intimidad, los besos, la piel, el reencuentro, la fusión, la cama, la regadera... la sensación de permanecer contra la distancia, contra el tiempo, los va fusionando nuevamente, como en un rito perenne obligado a repetirse, para mantener la continuidad de los ... [+]
30 de abril de 2008
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Platón, en su obra "El Banquete", describía a unos seres primigenios llamados "andróginos". Todos ellos eran duales: unos estaban compuestos por sexo masculino-femenino, otros por sexo masculino-masculino y otros, por sexo femenino-femenino. Según describe la leyenda, estos seres eran físicamente muy fuertes y se atrevieron a desafiar al mismísimo Olimpo. Zeus, enfurecido, les envió un rayo con el cual dividió sus cuerpos. De ello resultaron las mujeres y los hombres, y quedaron condenados a vagar a perpetuidad buscando a su otra mitad. Quienes hubieran estado unidos/as a una mitad masculina, la buscarían entre los hombres. Quienes hubieran estados unidos/as a una mitad femenina, la buscarían entre las mujeres. Así, habría hombres que buscarían el amor de otros hombres; hombres que buscarían el amor de mujeres; mujeres que buscarían el amor de hombres; y mujeres que buscarían el amor de mujeres.
Dicha leyenda expuesta en la obra platónica explicaba la existencia de la homosexualidad y la heterosexualidad, e introducía también el mito de la búsqueda de "la media naranja". Presupone que todo el mundo tiene a su mitad en alguna parte y, hasta que la encuentra, no hallará el amor verdadero.
Dichos mitos son empleados por Julián Hernández como fondo espiritual de su maravillosa película. Aunque yo no creo en ellos ni creo que exitan las "medias naranjas" ni las mitades para nadie, porque todos somos entes independientes y aislados y nunca somos el complemento perfecto de nadie (si así fuera, no viviríamos en este universo imperfecto, sino en otro muy distinto), es bonito soñar con que, en alguna parte, existe alguien que, en el principio de los tiempos, estuvo unido a cada uno de nosotros.
Partiendo de esa base, Gerardo y Jonás parecen haberse encontrado. Todo un reguero de fuegos artificiales estalla cuando ellos están juntos. Cuando se besan, cuando hacen el amor. La felicidad del amor vivido hasta las últimas consecuencias. La fusión de los amantes en cuerpo y alma, hasta tal punto que las palabras son innecesarias. Porque las palabras son parcas y mínimas en este drama romántico, pero se puede pasar perfectamente sin ellas.
Pero, como suele ocurrir en este mundo lleno de zozobras, dudas y tentaciones, la relación de Gerardo y Jonás se viene a pique cuando un desconocido aborda a Jonás en una discoteca y le deja el recuerdo de un beso robado que lo perturba. A partir de ese instante, la chispa, la abrasadora química que lo unía a Gerardo, se enfría. Jonás sufre porque cree que ese desconocido tal vez sea su otra mitad, que quizás se ha equivocado con Gerardo. La huella que un solo beso le ha dejado ha sido suficiente para hacerle tambalearse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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