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Voto de Vivoleyendo:
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Drama
Daniel Lefebvre es el director de la escuela infantil de un barrio marginal de un pueblo minero del norte de Francia, en el que el 30% de la población está en paro a causa de la crisis de la minería. Un día, la madre de una alumna llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebé y a su hija de cinco años. El director solicita entonces la ayuda de los vecinos, pero lo único que conseguirá es que su labor docente sea cuestionada. (FILMAFFINITY) [+]
1 de enero de 2008
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin palabras me he quedado ante esta machacante maravilla, este pulsante pedazo sacado de la realidad.
Una escuela como podría serlo cualquiera. Un microcosmos social que es un hervidero de afecto, emociones, imaginación, esfuerzo, alegrías, tristezas, frustraciones, fricciones y tragedias de mayor o menor magnitud. Los niños son los protagonistas de dicho microcosmos, pero nadie ha dicho que sea sencillo ser protagonista. Niños muchos de los cuales tienen sus problemas, caminando sobre una cuerda floja aterradora que les lastima sus almitas frágiles. Alrededor de cada niñ@, un mundo, una familia, unas circunstancias. Tablones que a menudo van a la deriva, hacia un dudoso mañana repleto de incertidumbres. Para muchas familias desesperadas ni siquiera existe la ilusión de un mañana.
Una escuela con frecuencia desbordada por las dificultades. Un director y unas maestras abnegados y entregados que libran una batalla demasiado dura contra las adversidades, a veces tan aplastantes que uno se pregunta si tanta lucha merece la pena en esta breve vida. Hay momentos en los que todo se ve negro. Todo da la impresión de estar sumido en el caos. Todos parecen haberse vuelto locos y lavarse las manos: el Ayuntamiento, los Servicios Sociales, la Policía, los Sindicatos... Sencillamente, todas las autoridades están desbordadas y se emprenden medidas que casi siempre dejan fuera a los más desfavorecidos. Toda la quimera de las garantías sociales, de la protección de la infancia... Todo eso parece puras mentiras, puras patrañas que en el papel quedan cojonudas, pero que en la práctica se olvidan ante la ley del "sálvese quien pueda", del "siempre tiene que haber quien se perjudique, no se puede contentar a todos", y porque siempre hay gente muy sabihonda que cree que por ocupar un cargo importante y haberse empollado mucha teoría, se dedica a aplicar desde arriba medidas que sirven para bien poco, porque no tiene en cuenta la cruda verdad de lo que se cuece en el hervidero.
Y, entre tanto caos e ineficacia, los sempiternos perjudicados: los niños.
Desde aquí mis más entusiastas aplausos para todos aquellos que día a día trabajan intentando darles a los pequeños el afecto del que muchos carecen, que les ofrecen una mano a la que puedan aferrarse en busca de consuelo, un oído que les escucha, una voz que les conforta, una oportunidad para aprender a desarrollarse como personas autónomas y libres que tienen derecho a su dignidad personal y a un futuro.
Mi enhorabuena más ferviente para todos los que batallan, cargados con las armas de la paciencia, contra tantos obstáculos que las más de las veces sobrepasan todo lo imaginable. Que a menudo no ven el final del camino, y no obstante siguen intentándolo.
Mi comprensión y mis ánimos para todos los que alguna vez han deseado arrojar la toalla, sintiéndose vencidos y derrotados, y que pese a todo una vez tras otra deciden resurgir y continuar.
Una escuela como podría serlo cualquiera. Un microcosmos social que es un hervidero de afecto, emociones, imaginación, esfuerzo, alegrías, tristezas, frustraciones, fricciones y tragedias de mayor o menor magnitud. Los niños son los protagonistas de dicho microcosmos, pero nadie ha dicho que sea sencillo ser protagonista. Niños muchos de los cuales tienen sus problemas, caminando sobre una cuerda floja aterradora que les lastima sus almitas frágiles. Alrededor de cada niñ@, un mundo, una familia, unas circunstancias. Tablones que a menudo van a la deriva, hacia un dudoso mañana repleto de incertidumbres. Para muchas familias desesperadas ni siquiera existe la ilusión de un mañana.
Una escuela con frecuencia desbordada por las dificultades. Un director y unas maestras abnegados y entregados que libran una batalla demasiado dura contra las adversidades, a veces tan aplastantes que uno se pregunta si tanta lucha merece la pena en esta breve vida. Hay momentos en los que todo se ve negro. Todo da la impresión de estar sumido en el caos. Todos parecen haberse vuelto locos y lavarse las manos: el Ayuntamiento, los Servicios Sociales, la Policía, los Sindicatos... Sencillamente, todas las autoridades están desbordadas y se emprenden medidas que casi siempre dejan fuera a los más desfavorecidos. Toda la quimera de las garantías sociales, de la protección de la infancia... Todo eso parece puras mentiras, puras patrañas que en el papel quedan cojonudas, pero que en la práctica se olvidan ante la ley del "sálvese quien pueda", del "siempre tiene que haber quien se perjudique, no se puede contentar a todos", y porque siempre hay gente muy sabihonda que cree que por ocupar un cargo importante y haberse empollado mucha teoría, se dedica a aplicar desde arriba medidas que sirven para bien poco, porque no tiene en cuenta la cruda verdad de lo que se cuece en el hervidero.
Y, entre tanto caos e ineficacia, los sempiternos perjudicados: los niños.
Desde aquí mis más entusiastas aplausos para todos aquellos que día a día trabajan intentando darles a los pequeños el afecto del que muchos carecen, que les ofrecen una mano a la que puedan aferrarse en busca de consuelo, un oído que les escucha, una voz que les conforta, una oportunidad para aprender a desarrollarse como personas autónomas y libres que tienen derecho a su dignidad personal y a un futuro.
Mi enhorabuena más ferviente para todos los que batallan, cargados con las armas de la paciencia, contra tantos obstáculos que las más de las veces sobrepasan todo lo imaginable. Que a menudo no ven el final del camino, y no obstante siguen intentándolo.
Mi comprensión y mis ánimos para todos los que alguna vez han deseado arrojar la toalla, sintiéndose vencidos y derrotados, y que pese a todo una vez tras otra deciden resurgir y continuar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Yo me sumo a las voces que reivindican y apoyan esa hermosa y durísima profesión, tan devaluada y poco apreciada, tan sufrida y desprestigiada como es la de maestr@. Me parece vergonzoso que se tenga en un pedestal a unos futbolistas que corren detrás de un balón, a unos famosetes de medio pelo que viven de la estafa y del cuento sin dar un palo al agua, a tanto impresentable que se nos presenta como ejemplo de los valores que por desgracia priman hoy día; y que en cambio se arroje por los suelos a una personas que realizan una titánica labor en la sombra, la labor de tratar de levantar un poco esta sociedad, de proporcionar una educación y unos instrumentos para el desarrollo personal y colectivo. Yo veo día tras día dicha labor y he de decir que nada me parece más asombroso ni más difícil.
Hay muchas profesiones difíciles, y la de maestr@ se cuenta entre las más duras, por más que muchos se empeñen en afirmar que los maestros se pasan el día rascándose las pelotas. A muchos me gustaría a mí verlos metidos en una aula con 25 o 30 niños o chavales, enfrentándose a una microsociedad de alumnos, padres y demás que les presionen cada cual por su lado. Me gustaría ver cómo se rascarían las pelotas.
Hermosísima película que sitúo como referente veraz y fiel del mundo de la educación.
"Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pensar, equilibrar...
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada."
(Gabriel Celaya)
Hay muchas profesiones difíciles, y la de maestr@ se cuenta entre las más duras, por más que muchos se empeñen en afirmar que los maestros se pasan el día rascándose las pelotas. A muchos me gustaría a mí verlos metidos en una aula con 25 o 30 niños o chavales, enfrentándose a una microsociedad de alumnos, padres y demás que les presionen cada cual por su lado. Me gustaría ver cómo se rascarían las pelotas.
Hermosísima película que sitúo como referente veraz y fiel del mundo de la educación.
"Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pensar, equilibrar...
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada."
(Gabriel Celaya)