Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vivoleyendo:
8
Comedia. Romance En la Francia de los años 20, durante la época dorada del jazz, un mago inglés (Colin Firth) está decidido a desenmascarar a una falsa médium (Emma Stone). Esto desencadenará una serie de hechos mágicos que sacudirán la vida de ambos.
21 de junio de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen saca películas como rosquillas. No sé si eso le beneficia más o menos en cuanto a calidad, pero pese al ritmo infernal que lleva, sigue demostrando la plenitud de sus facultades y, obviando algún tropezón (aún no he conseguido perdonarle lo de “Vicky Cristina Barcelona”) no deja de sorprendernos con pequeñas joyas. “Blue Jasmine” fue un ejemplo de brillantez, volviendo a otro género que domina estupendamente, el drama tragicómico. Con “Magia a la luz de la luna” se mantiene en la comedia ligera, pero con un punto fuerte: los elegantes diálogos con ese toque humorístico-irónico británico. En esta ocasión no se trata de una olla de grillos donde todo el mundo habla al mismo tiempo, sino que el guión está cargado de una sutileza muy aguda, y al mismo tiempo muy natural. Las geniales actuaciones, tanto de un portentoso Colin Firth (cómo me gusta la comedida expresividad de este actor) y la talentosa Emma Stone, como de unos secundarios sólidos, aportan el peso necesario.
En cada nueva obra Allen explora algo distinto, porque si él posee un don es la capacidad de ser muy prolífico y al mismo tiempo seguir conservando la frescura.
Ahora ha abordado el tema de la magia. No la del ilusionismo (que queda en un plano secundario, y lo agradezco, porque yo ya tengo muy claro que no me gustan las películas sobre ilusionismo tan mal abordadas por la mayoría de los que se han adentrado en ese tema), sino de los toques de magia que hay en la vida normal.
La creencia es la clave. Creer que existe algún tipo de magia en el mundo (aquello que tú consideres que, inexplicablemente, irracionalmente, te hace latir el corazón), o ser un escéptico que niega que puede haber mucho más de lo que vemos y percibimos. Stanley pertenece al segundo grupo, y está muy orgulloso de su descreimiento, y de ir por ahí destapando a charlatanes. Toda su rutina está construida en torno a la racionalidad. Sus trucos de ilusionista triunfan porque es metódico y perfeccionista hasta el extremo. Ofrece engaños y evasión a los demás, sabiendo que detrás no hay más que una ardua planificación. Es un tipo agrio y desagradable que siempre encuentra pegas, constantemente critica a sus ayudantes y nunca ve nada bien hecho. Pocos soportan su mal humor. Entre esos pocos su novia, incluso más racional que él, y su amigo de infancia, también mago.
Cuando su amigo le habla de una médium estadounidense que está arrasando en el sur de Francia, Stanley se siente picado en su ego por el afán de desenmascarar a la impostora, y aprovechando que tiene una tía muy querida en Francia, allá viaja para encararse con la tramposa... Y se encuentra con una hermosa muchacha que hace temblar todos los cimientos en los que sustenta su ordenada, arrogante y rígida existencia.
Hay magia por todas partes. En la química entre el maduro y la joven, desbordante a pesar de sus enormes diferencias y la actitud cínica y cortante del estirado gentleman. En la divertida tía Vanessa. En la belleza de la Provenza. En la banda sonora que acompaña a cualquiera a lo largo de sus días. Yo no soy fan del jazz, pero Woody lo incluye maravillosamente, remarcando aquella época optimista y efímera de entreguerras.
Sobre todo, existe magia en la locura de vivir y amar, sin que haya porqués, ni lógica ni respuestas para casi nada.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?

Últimas películas visitadas
La sombra del Catire
2023
Jorge Hernández Aldana
arrow