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Voto de Vivoleyendo:
8
Comedia. Fantástico. Romance Cuando muere a los 70 años, Henry Van Cleve va al Infierno, donde lo recibe un caballero bien vestido que le exige que confiese sus delitos. Henry comienza entonces a contar su historia: desde niño, su acaudalada familia le proporcionó todos los lujos y satisfizo todos sus caprichos. Siendo ya adulto, llevó una vida disipada, entregado a la bebida y a las mujeres. Pero su vida cambió radicalmente el día en que conoció a Martha Strabel, ... [+]
19 de mayo de 2011
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El empleo del Technicolor es francamente genial en esta comedia romántica que tiene la friolera de sesenta y ocho años. Acostumbrada a que la gran mayoría de las producciones de los cuarenta fuesen en blanco y negro, no aguardaba en ésta una excepción, y más teniendo en cuenta que no tiene la menor pinta de ser una superproducción del tipo “Lo que el viento se llevó” o similares.
La imagen se mantiene tan fresca e inalterada, con esa gama cromática tan agradable, la fotografía de planos fijos de interiores que hacen alusión a la obra de teatro original, y la puesta en escena tan mimada, que es sumamente placentero para la vista seguir la autobiografía de Henry Van Cleve.
Es obvio que el blanco y negro no hacía justicia a la inagotable belleza de Gene Tierney, como sí se lo hace esta cámara que, como los ojos de un amante, registró en su esplendor a una de las actrices más hermosas de todos los tiempos. Tierney sigue deslumbrando sin desteñirse un ápice gracias a las artes del celuloide, que conserva incorrupto el recuerdo de esta mujer que no tuvo una vida de cuento de hadas, pero que podría haber rendido a magnates y reyes, a medio mundo o más, por haber nacido con un rostro y una figura que, si no eran perfectos, porque nada humano lo es, casi lo eran. Con eso tenía de sobra para que las puertas de la fama se le abrieran. Y desmiente el tópico de que las mujeres guapas sólo alcanzan el estrellato por su palmito, porque Gene era además una buena intérprete. Ya lo demostraría también en “El fantasma y la señora Muir”, entre otras de sus apariciones.
Así que contamos con una mezcla explosiva, Technicolor y Tierney. Sin olvidarnos de las dotes humorísticas del guión teatral, incluyendo cómicas escenas cargadas de ironía. El espontáneo abuelo es realmente divertido, esa alta sociedad ligeramente satirizada encuentra su más rechinante exponente en el estirado primo Albert, los padres de Henry (sus casi únicas frases son “¿A quién habrá salido Henry?”, de la madre, y “Debemos afrontar la adversidad”, de él), el matrimonio Strabel que sólo se dirige la palabra a través de su pícaro mayordomo, y el resto ridiculizado en esa velada de ópera en la que una señora canta como una gallina y los estornudos de Martha interrumpen el cacareo.
Si fuese pecado mortal enamorarse para toda la vida, entonces bienvenido sea el infierno.
Y el cielo puede esperar.
Vivoleyendo
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