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Voto de Vivoleyendo:
7
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Terror
Año 1838. En la ciudad de Wisborg viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca de Wisborg, que linda con la casa de Hutter. Durante el largo viaje, Hutter pernocta en una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el ... [+]
12 de mayo de 2008
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son tantas las versiones que he leído, oído y visto sobre esa legendaria figura del vampiro, que no sé con cuál quedarme. Tal vez todas sean igual de válidas, tal vez todas formen parte de leyendas de la invención popular y de la imaginación de escritores y cineastas. Qué más da. Pero yo creo que ha sido un tema muy explotado y distorsionado, en ocasiones de una forma rayana en lo grotesco, y no todas las versiones que circulan sobre ese mito me resultan afortunadas. Por ejemplo, el "Drácula de Bram Stoker" de Coppola (ja, me hace gracia que la viuda de Stoker persiguiera y demandara a Murnau por admirar la obra de su marido y querer adaptarla al cine muy dignamente, y en cambio Coppola va y realiza una adaptación en mi opinión bastante poco fidedigna, muy absurda, recargada y mediocre y nadie le persigue por ello).
En cualquier caso, Murnau indaga en esas antiguas historias de difusión popular que circulaban por las regiones de Europa del este, y se dejó seducir por el aura tenebrosa con que la leyenda rodeó a los montes Cárpatos de la región rumana de Transilvania. El gran director del expresionismo alemán se decantó por una versión que en las películas hoy día se ha relegado bastante al olvido, o que por lo menos yo no he visto, y que consiste en atribuir al nombre de "nosferatu" una etimología de "propagador de enfermedades". Una especie de pájaro de mal agüero que, más que ese explotado chupador de sangre seductor y orgiástico, es más bien un anuncio de aquellas plagas y epidemias que solían diezmar la población cada cierto tiempo.
Cuando la calamidad y las epidemias acosaban a la gente, la creencia popular tendía a atribuir el origen de dichos males a diversos motivos que nada tenían de científicos: el castigo divino a los pecados, o la llegada de algún agente de ultratumba funesto y ávido de llevarse almas al más allá. Ese personaje oscuro, no muerto pero tampoco un ser vivo común, dueño de la noche y que se fortalece con la sangre vital y la muerte ha dado lugar a algunas de las historias más difundidas que se hayan escuchado a la luz de las hogueras.
Murnau le dio a su Nosferatu los tétricos rasgos de Max Schreck y lo inmortalizó como ese ángel oscuro sembrador de muerte, causante de la peste que se va propagando a medida que ese ser desprovisto de alma y de corazón avanza hacia su presa más ansiada, el alma pura de una mujer inocente, máximo galardón para el monstruo que no se alimenta más que de la pureza y la inocencia ajena.
Son tantas las connotaciones, incluso sexuales, del mito, que me sería imposible reflexionar aquí sobre todas ellas. Pero sin duda, como en cualquier gran leyenda que se precie, están presentes las fuerzas más potentes y enfrentadas de la naturaleza:
En cualquier caso, Murnau indaga en esas antiguas historias de difusión popular que circulaban por las regiones de Europa del este, y se dejó seducir por el aura tenebrosa con que la leyenda rodeó a los montes Cárpatos de la región rumana de Transilvania. El gran director del expresionismo alemán se decantó por una versión que en las películas hoy día se ha relegado bastante al olvido, o que por lo menos yo no he visto, y que consiste en atribuir al nombre de "nosferatu" una etimología de "propagador de enfermedades". Una especie de pájaro de mal agüero que, más que ese explotado chupador de sangre seductor y orgiástico, es más bien un anuncio de aquellas plagas y epidemias que solían diezmar la población cada cierto tiempo.
Cuando la calamidad y las epidemias acosaban a la gente, la creencia popular tendía a atribuir el origen de dichos males a diversos motivos que nada tenían de científicos: el castigo divino a los pecados, o la llegada de algún agente de ultratumba funesto y ávido de llevarse almas al más allá. Ese personaje oscuro, no muerto pero tampoco un ser vivo común, dueño de la noche y que se fortalece con la sangre vital y la muerte ha dado lugar a algunas de las historias más difundidas que se hayan escuchado a la luz de las hogueras.
Murnau le dio a su Nosferatu los tétricos rasgos de Max Schreck y lo inmortalizó como ese ángel oscuro sembrador de muerte, causante de la peste que se va propagando a medida que ese ser desprovisto de alma y de corazón avanza hacia su presa más ansiada, el alma pura de una mujer inocente, máximo galardón para el monstruo que no se alimenta más que de la pureza y la inocencia ajena.
Son tantas las connotaciones, incluso sexuales, del mito, que me sería imposible reflexionar aquí sobre todas ellas. Pero sin duda, como en cualquier gran leyenda que se precie, están presentes las fuerzas más potentes y enfrentadas de la naturaleza:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
*El eros frente al tánatos (el deseo casi lujurioso del nosferatu en esa especie de posesión carnal cuando chupa la sangre a sus víctimas, magníficamente simbolizado en la escena en la que se aproxima a la esposa de Hutter y su sombra la envuelve en un abrazo erótico; también la constante mención a los fallecimientos de la población a causa de la peste).
*La maldad/oscuridad frente a la pureza/luminosidad (el nosferatu carente de cualquier sentimiento de bondad y que solamente actúa en la complicidad de la noche, y por otro lado el amor de los Hutter, que resplandece de ternura).
En definitiva, Murnau supo adaptar al cine con acierto a ese agorero propagador de muerte, sirviéndose de los recursos cinematográficos y de la estética de una época que marcó para siempre la era del cine.
Y ni siquiera la viuda de Stoker ni sus demandas pudieron impedir que las generaciones de espectadores hicieran justicia a esta cinta perseguida y divulgada en la clandestinidad, y que ha llegado a nuestros días a partir de copias hechas de otras copias, resistiendo con bravura.
*La maldad/oscuridad frente a la pureza/luminosidad (el nosferatu carente de cualquier sentimiento de bondad y que solamente actúa en la complicidad de la noche, y por otro lado el amor de los Hutter, que resplandece de ternura).
En definitiva, Murnau supo adaptar al cine con acierto a ese agorero propagador de muerte, sirviéndose de los recursos cinematográficos y de la estética de una época que marcó para siempre la era del cine.
Y ni siquiera la viuda de Stoker ni sus demandas pudieron impedir que las generaciones de espectadores hicieran justicia a esta cinta perseguida y divulgada en la clandestinidad, y que ha llegado a nuestros días a partir de copias hechas de otras copias, resistiendo con bravura.