Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vivoleyendo:
9
Drama Rumanía, 1987: el país se encuentra bajo el férreo régimen comunista de Ceaușescu. Otilia y Gabita son estudiantes y comparten habitación en una residencia. Gabita está embarazada, pero no quiere tenerlo. Las jóvenes acuerdan un encuentro con un tal Mr. Bebe para que le practique un aborto ilegal en la habitación de un hotel. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2008
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal es la sensación que este durísimo y asolador drama va dejando en el cuerpo cuanto más avanza. Aplastante, lastimador, punzante, opresivo, revulsivo. Cualquier calificativo que haga referencia a los más bajos, angustiosos y depresivos estados de ánimo que el ser humano pueda albergar, caben en los más de cien minutos de metraje.
Una odisea de pesadilla, cargada de una tensión insostenible. Una cuerda demasiado estirada, a punto de romperse. Siempre a punto de desgajarse y restallar con un sonido siniestro y fúnebre.
Sigo a Otilia a través de sus vaivenes, de los riesgos asumidos, sintiendo que casi me falta el aire. Me irrito contra Gabitza, siento unas incontenibles ganas de zarandearla para que se espabile, para que cobre algún pedazo de sensatez. Me irrita que sea tan inconsciente, que haya metido a Otilia en un lío tan gordo. Experimento la humillación y el abuso sufrido como una patada en el estómago. La parte más pesimista que hay en mí vuelve a despreciar una vez más las bajezas de la condición humana y a horrorizarse porque la bestia que anida en muchas almas inmundas salta para aprovecharse de las debilidades ajenas y devorar a las presas expuestas.
El temor del gran despropósito, de las tremendas implicaciones de lo que se está llevando a cabo, la certeza de que, pase lo que pase, la tragedia está servida y siempre habrá seres humanos que paguen un precio terrible. Y uno de ellos está condenado a pagar el precio más elevado. El de su propia vida. Un ser en formación que no pidió que lo iniciaran, un ser vivo e indefenso que debería ser protegido y que en cambio es sacrificado por culpa de la inconsciencia y del egoísmo humano.
Sea como sea, ese bebé va a pagar por los errores ajenos. Por las estupideces de los adultos. Y eso no se me quita de la cabeza. No puedo dejar de darle vueltas.
No puedo evitar que me revuelvan unos fuertes sentimientos encontrados. No puedo ignorar que siento un profundo desprecio ante un hombre que decide dar la espalda a las importantes consecuencias de unos actos llevados a cabo con demasiada ligereza. Qué bueno es eso de echar un polvo, menuda virilidad demuestran muchos hombres que se vanaglorian de echar polvos. Pero, ¿y la virilidad de asumir lo que viene después, ese "inconveniente" que suele ocurrir cuando no se usa el condón? Claro, el marrón se lo lleva la mujer, si te he visto no me acuerdo. Total, un bebé no es nada. Qué más da desentenderse.
Y qué decir también de la "madre". Creo que ya está de más lo que yo pueda añadir, porque mi postura ha quedado bien clara. Aquí no se trata ya de sentir más o menos compasión, o de ponerse de parte de unos o de otros. Se trata del hecho de que una criaturita inocente va a pagar con su vida porque otros echaron tan ricamente el polvo sin precauciones, y sin pensar en nada más. Sabiendo a lo que se exponían.
No se trata de tirar a la basura un trasto inservible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow