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Voto de Vivoleyendo:
6
Comedia Un hombre desea vender su empresa. El problema es que, cuando la fundó, se inventó un presidente ficticio, tras el cual poder ocultarse cuando tuviera que tomar medidas impopulares. Cuando los posibles compradores insisten en negociar cara a cara con el presidente, el propietario se ve obligado a contratar a un actor fracasado para que interprete ese papel. De repente, el actor se da cuenta de que no es más que un títere envuelto en una ... [+]
29 de julio de 2008
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Von Trier se pasa a la comedia conservando algunas premisas de su Dogma 95 (ya claramente bastante en desuso incluso por sus fundadores), y continuando el esquema de realizar una sátira de la sociedad, en este caso de la danesa.
Siempre ácido y mordiente, Von Trier se centra en la despersonalización que es uno de los lastres de la civilización consumista, tecnológica, empresarial y materialista que rige nuestra era. Nos vemos reducidos a números, códigos, identidades virtuales... Con frecuencia somos tragados en un sistema excesivamente complejo y abstracto en el que apenas somos un eslabón prescindible. Empresas que no se sabe de dónde surgen, empleados a las órdenes de no se sabe quién, subordinados, jefes, jefes de los jefes y así hasta llegar a algún jefe supremo invisible al que nadie le ha visto nunca la cara. ¿Quién sabe cuál es por ejemplo el jefazo (o jefazos) de la monstruosa Coca-cola? Y además, todo el mundo tiene a cargo alguna labor tan especializada y concreta o, por el contrario, tan incierta, que al final nadie sabe exactamente lo que está haciendo... Von Trier realiza una burla y una toma de conciencia acerca de esa impresión de ser como hormiguitas insignificantes en una cadena cuyo extremo superior no se llega a ver nunca, y en la que los eslabones son tan poco valiosos y tan reemplazables como lo son para nosotros las hormigas que pisamos con indiferencia al caminar por las calles.
La idea de la empresa sin un jefe visible resulta brillante. El fundador de la misma, no queriendo asumir de cara al mundo su responsabilidad para así librarse de las mayores presiones, decide ocultar su verdadero cargo y crear un director ficticio al que nadie ha visto nunca. De ese modo, él puede dirigir los asuntos desde la sombra y librarse encarar directamente los inconvenientes, las querellas, las reclamaciones, los despidos... Si todos están convencidos de que el peso recae sobre otro, sobre alguien que nunca está presente pero que ejerce su control y su influencia, entonces el verdadero jefe clandestino podrá librarse de ser odiado y vilipendiado cuando se vea obligado a tomar medidas desagradables.
Cuando la codicia toca a su puerta con el sonido de muchos millones de coronas danesas que le ofrecen por su empresa, está más que decidido a vender, pero hay un problema: se necesita la presencia del jefe. La solución consiste en contratar a un actor para que interprete dicho papel. Al principio todo parece muy simple, pero pronto las cosas comienzan a complicarse cómicamente. El irónico guión nos hace ver cómo los seres humanos somos fácilmente manipulables, susceptibles de ser engañados y conducidos como ganado por donde el hábil manipulador quiere... Marionetas o títeres de escasa voluntad y cuyos débiles principios están sometidos con frecuencia a la volubilidad de las conveniencias, de las circunstancias y del egocentrismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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