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Voto de Vivoleyendo:
7
Comedia La propietaria de un hospital (Maureen O'Sullivan), que se encuentra en una delicada situacion financiera, se ve obligada a depender del dinero de una paciente millonaria (Margaret Dumont) o ceder el negocio a un ambicioso magnate. Es entonces cuando entran en escena los hermanos Marx. Groucho es veterinario, pero se hacer pasar por médico para mantener en el hospital a la hipocondriaca ricachona. Como esto no es suficiente, deciden ... [+]
19 de febrero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo el pillerío de Chico, las chiquilladas gamberras de Harpo y las frases corrosivas de Groucho siempre subyacía una crítica social en todas sus comedias. No se limitaban a ser inocentes entretenimientos acompañados de bromas absurdas, escenas caóticas y números musicales. En cada una se atacaba algo relativo al sistema estadounidense; el gobierno, el imperialismo, el desempleo, la explotación laboral, la burocracia, el sistema educativo universitario, la especulación inmobiliaria, la sanidad... Todo pasaba por su surrealista filtro.
Desde "Sopa de ganso", para muchos la mejor comedia de los Marx (aunque yo prefiero "Una noche en la ópera"), la fórmula se repitió con éxito. Chico era un granuja muy listo pero con buenas intenciones que timaba al primer pardillo que trincaba para sacarse unos dólares. Se aliaba con Harpo, el niño grande, pillo y mudo al que solía maltratar algún jefe abusivo hasta que él aceptaba la alianza "laboral" con Chico, siendo éste el cerebro maquinador y Harpo el experto en hurtos mediante juegos de manos y en sacar de quicio a la antipática víctima que tuviera la mala suerte de cruzarse con este dúo de calaveras.
Por otro lado, Groucho era un trepa sin oficio ni beneficio que acababa ocupando cargos de importancia gracias a su influencia sobre la rica heredera Margaret Dumont, su eterna admiradora, de la que él se aprovechaba sin el menor reparo a golpe de galantería socarrona que la pobre dama nunca sabía cómo interpretar. Pero siempre vencía la debilidad de la buena mujer hacia el caradura y apadrinaba las causas que él defendiera. Estas causas, que implicaban a una joven pareja de enamorados en apuros, en un principio no las abrazaba el truhán por altruismo ni filantropía, sino arrastrado por su afán de sacar tajada de la fortuna de la dama, aunque poco a poco cogía simpatía a los honrados y pobres jóvenes y los ayudaba tramando perrerías junto con el otro par de tunantes.
No había malhechor que pudiera hacer frente a estos tres irreverentes gamberros. Entre las frases tronchantes de Groucho, el ingenioso Chico, el habilidoso Harpo, escenas caóticas, música, baile, romance y espectáculo sin pausa, los tres hermanos se ponían el mundo por montera y triunfaban en un género en el que los Marx son palabras mayores.
Vivoleyendo
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