Sin duda, "Love is all around" fue la canción de moda cuando salió al mercado esta comedia romántica, lanzando a la fama al grupo inglés "Wet Wet Wet". Canción muy pegadiza y bonita, apropiada para la película y que le añade más calidad.
Pero, para mí, esta película en sí no es demasiado memorable. Cierto que se trató de una comedia al estilo británico que eclipsó la inundación del mercado estadounidense y que ofreció una historia con buenas y frescas escenas de humor. Pero, por lo demás, no me llenó.
El motivo tal vez fuese que todo girase tan cansinamente en torno a bodas y más bodas (lo confieso, aunque soy mujer todo ese universo que raya en la cursilería de la mayoría de las bodas me repele). Los protagonistas se pasan todo el tiempo de una boda a otra. Cierto que muchas de las situaciones que aparecen son realmente divertidas y chocantes (a destacar las meteduras de pata de Hugh Grant), pero hay varias cosas que fallan: el papel de casi femme-fatale de Andie MacDowell (que no me termina de caer bien, ella parece la típica norteamericana devorahombres frente al simplón paleto de Hugh Grant, o esa es la impresión que me llevé y no me agradó); también la aparición de algunos personajes que causan más dentera que simpatía, como la ex-novia sosa y tristona de Hugh Grant (como marcado contrapunto a la alegre y superficial chica estadounidense; la aburrida inglesa frente a la chispeante norteamericana, vaya estereotipo cargante).
Bueno, es entretenida y provoca risas, pero tampoco es nada del otro mundo y he visto comedias mejores.