Desayuno en Plutón es una película tremendamente interesante por su caracter surrealista y su hábil mezcla de comedia y drama. Su tema es universal, la búsqueda del amor en todas sus formas (familiar, de pareja, amistad...), búsqueda que a veces es accidentada y a veces exitosa. Sin embargo, no podemos entender esta película si nos olvidamos de la presencia de la historia de Irlanda no como ambientación sino como elemento que determina la historia de los personajes.

Kitten es una Blanche DuBois irlandesa de los años 70 ya que, como la de Tennessee Williams, huye constantemente de la seriedad del mundo (odia esa palabra) en su búsqueda del amor, en la lejanía de Plutón, en la ilusión, casi infantil, que le produce conocer a un mago y, sobre todo, en la imaginación ya que ella va creando su propia historia y su propia identidad según avanza la película. Como Blanche, no cuenta la verdad sino lo que debería ser la verdad.

En conclusión, es cierto que la película no termina de emocionar todo lo que podría con esa materia prima debido a la fluidez de la narración que implica que en muchas ocasiones el espectador no tenga tiempo de asimilar lo que está pasando o lo que ha pasado. Sin embargo, es una película notable por su originalidad y su frescura y que nos permite adentrarnos en el fabuloso cuento de las emociones humanas.