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Argentina Argentina · youtube.com/pasatiemposdigitales
Voto de Pasatiempos Digitales:
3
Acción. Fantástico Nueva York, 1979. En un hospital de Manhattan acaba de nacer Christine, una niña preciosa. Ese mismo día, en el Vaticano, un joven sacerdote le comunica al Papa que esa niña lleva la marca del Anticristo. En 1999, Jericho Cane, un ex-policía amargado, salva a Christine del asalto de unos ladrones. Desde entonces Cane será víctima de la persecución de terribles fuerzas sobrenaturales. (FILMAFFINITY)
13 de enero de 2008
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestro héroe de acción Arnie se enfrasca en un mamarracho cinematográfico seudo religioso donde pulula la paranoica desesperación por el colapso del fin del milenio, el misterio de la fe y el poder destructivo de las armas de fuego.
Quizás resulte blasfemo tomar a la chacota que el mismo Arnie sea el Mesías del Milenio, el cual dé batalla al mismo Satanás. La idea de por sí es ridícula, pero no por ello de tan absurda que sea no deja de ser gracioso y ameno cómo nuestro querido mastodonte al mejor estilo “Predator” y debido a su endeble fe, apele al poder destructivo de su ametralladora, de su bazooka y su lanzamisiles para combatir a un cachondo “diablillo” que no deja mujer insatisfecha a su paso.
Brutal disparate, Arnie –quien extrañamente luego de ser el mismísimo Cristo dando su vida por la salvación del mundo, hoy es sólo el gobernador de California- deberá evitar que Lucifer (un sobrio Gabriel Byrne que se toma en serio su papel sin darse cuenta que su personaje es un payaso más del circo explosivo y pirotécnico que propone esta cinta) posea sexualmente antes del año 2000 a una jovencita elegida por las profecías años atrás. Tenemos además sacerdotes asesinos al mando de un Santo Padre con apariencia momificada que apenas balbucea algunas palabras en italiano.
Sí señores, esto no es un chiste sino el guión disparatado que el señor Peter Hyams ha elegido llevar a la pantalla grande con mucho presupuesto e impresionantes efectos especiales y que goza de una sugestiva y lóbrega colaboración del señor John Debney desde la partitura musical.
El cine da para cualquier cosa, y si lo dudan pues vean esta alternativa inclasificable que deambula entre el terror y la fantasía. Obviamente que inefectiva desde ambas vertientes, pero seguramente nos deja con una sonrisa dibujada en el rostro por su carácter ridículo mientras hacemos fuerza para que esa jovencita no sea sometida sexualmente por el Belcebú más calentón que me tocara visionar dentro de la cinematografía moderna.
Pasatiempos Digitales
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