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Voto de Gunnar Hansen:
5
Acción. Thriller Basada en el manga Riki-Oh. En 2001, Ricky es enviado por error a una cárcel futurista. Allí, no puede controlar su ira ante el cruel trato que los presos reciben de Cobra, un malvado guardián cuyos compinches son los peores elementos de la prisión. Cuando Ricky empieza a investigar, sus amigos aparecen muertos tras haber sido apaleados y torturados. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2010
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan mala como divertida, Story of Ricky (Riki-Oh) es una exagerada salvajada de serie z oriental, con todo lo que dicha etiqueta implica. Manga, gore artesanal a raudales, artes marciales, caspa a toneladas, malas actuaciones, deplorable guión… todo ello, como debe ser, adobado en excéntrico humor oriental (voluntario e involuntario). Estas características hacen de este atentado contra el cine un divertimento para los forajidos sin escrúpulos de este séptimo arte, tomado demasiado en serio en muchas ocasiones.

Plagada de errores, la película recorre en su hora y media de ínfimo presupuesto los rincones de una futurista y viciada cárcel donde, al más ortodoxo estilo arcade, el protagonista se enfrenta a diversos enemigos hasta llegar a los “malos finales de cada fase”, la temible Banda de los Cuatro que, bajo la supervisión de un cruento alcaide, controlan la prisión y sus turbios negocios. La premisa, irrelevante y banal, solo vale para mostrar las tropelías surgidas de enfermas mentes cultivadas en soja. Los efectos especiales, hijos del momento histórico, son de pasmosa cutrez pero consiguen lo que persiguen: adornar lo que de otra manera no pasaría de ser un catálogo de lo que en cine no se debe hacer.

Cabezas que estallan por los golpes, tripas arrancadas, tendones cercenados, exageradas armas, tanto cortantes como romas, que mutilan o aplastan miembros y extremidades, ojos arrancados… son algunas de las sutilezas que pululan por la obra, con la sana intención divertir y, menos mal, ornar el escasísimo (por no decir nulo) interés que la trama pueda generar.

Vamos, que si no te va la caspa, el cutrerío oriental salpicado por tremendas dosis de hemoglobina y tripas, la psicotronía más pura y dura pasada por el cedazo amarillo, puedes ahorrarte esta pieza underground menor del cine del extremo oriente. Si, por el contrario, eres curioso, transiges o simplemente (¡no lo confieses en público!) disfrutas con la bizarría oriental y sus obsesiones más viles y sevicias, esta peli te hará pasar un entretenido rato. Eso sí, no olvides frotarte los ojos de vez en cuando para comprobar que lo que ves es "real" (en tanto en cuanto, alguien lo escribió, produjo, rodó...).

Mala como ella sola. Mala como solo la Serie Z oriental debe ser.

Y, por ello y solo si te consideras un irremediable e irreverente cinéfago, recomendable.
Gunnar Hansen
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