Pablo Trapero había generado fuertes expectativas con "Carancho", película a la que se la podrá acusar de cosas, pero no de falta de originalidad. Nuevamente confiando en la serena e impagable de Ricardo Darín, ese actor a quien alguien tocó con una varita y le dijo: "Vas a interpretar y lo harás como nadie".

"Elefante blanco" narra sin paños calientes ni moralina la dura realidad de un barrio conflictivo y cuyo hospital y mejores permanece inmóvil ante las otras "urgencias" de los gobiernos municipales y las máximas autoridades eclesiásticas. A pesar de ello, los párrocos, agentes sociales y voluntarios, intentan hacer más digerible la dura realidad del día a día, a pesar de sus escasos medios económicos.

Trapero dirige con buena mano, aunque en su frialdad hay cierto distanciamiento, lo cual está bien para evitar juicios morales fáciles, pero que provoca que la hora y media del film pase con rapidez (buena señal de que no aburre) pero mientras esperamos un mayor arco de sus personajes, pese a la calidad de los intérpretes.

Interesante, bien narrada y quizás sin ese clímax que te haga pasar de hablar de una buena película a algo que realmente trasciende.

Con todo, muy recomendable.