"Nine" fue una adaptación al estilo Broadway que parecía idónea para Rob Marshall. El grato y reciente recuerdo de "Chicago" justificaba con holgura un proyecto y guión que quería homenajear el fabuloso y agridulce mundo vital de cineastas como Fellini (el propio título es una pista clara de por dónde van los tiros y referencias).

Realizada con todo lujo de detalles y un reparto (especialmente el femenino) impresionante, parecía que iba a ofertar un espectáculo de cinco estrellas. Si bien es un musical que se ve con agrado (la fastuosidad y elegancia sensual del universo romano y sus estudios sigue siendo un yacimiento de minerales preciosos donde no se pone el Sol), también es fácilmente efímero, pues es una historia ya contada y mejor.

Por ejemplo, Woody Allen ha dibujado mil veces con anterioridad y más chispa al creador sin ideas, un hombre que, al igual que en "Recuerdos de una estrella", vive bajo la sombra de sus anteriores éxito. Quede claro que no falla el actor de Guido Contini, el siempre camaleónico Daniel Day-Lewis, quien hace lo que puede y más para revestir de alma al personaje de retablo que cuenta esta canción de tono italo-americano.

Sin embargo, transcurren los minutos y los números se suceden con corrección, pero sin esa chispa que los haga memorables, algo que sí pasaba en algunas estrofas de "Chicago". Por supuesto, hay momentos a rescatar, Judi Dench y Sophia Loren por lo que significan en este mundillo, la sexualidad de una Kate Hudson imponente, la simpática amante y cortesana caracterizada por Penélope Cruz, una Marion Cotillard que ejemplifica el papel del ángel del hogar abandonado, etc.

Quizá el mejor número sea el de Stacey Ferguson, quien encarna a la prostituta que el Guido niño y unos amigos contratan para descubrir los secretos de la conquista del alma femenina. Un número intenso y que tiene un dignísimo aire a "Amarcord".

"Nine" no se trata, bajo ningún concepto, de una mala película, pero da la sensación de ser un fastuoso envoltorio para un regalo un poco más discreto de lo que pregonaba la anterior. La historia de Guido y su musa en la pantalla, Claudia Jenssen (Nicole Kidman) podría haber sido mucho más hermosa si se hubiera conseguido parar un poco entre tanto boato para narrar una historia.

Pese a lo dicho, su estilo impecable me hace sospechar que volveré a caer en sus redes para algún revisionado...