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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
7
Comedia. Fantástico. Romance Cuando muere a los 70 años, Henry Van Cleve va al Infierno, donde lo recibe un caballero bien vestido que le exige que confiese sus delitos. Henry comienza entonces a contar su historia: desde niño, su acaudalada familia le proporcionó todos los lujos y satisfizo todos sus caprichos. Siendo ya adulto, llevó una vida disipada, entregado a la bebida y a las mujeres. Pero su vida cambió radicalmente el día en que conoció a Martha Strabel, ... [+]
23 de mayo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ernst Lubitsch fue un maestro y un adelantado a su época. Basta ver una escena al azar de este delicioso technicolor y uno sabe que está en buenas mano, ante un artesano sagaz. "El diablo dijo no", traducción bastante libre del título original, es una coomedieta de alta sociedad que en manos de otro cineasta pasaría más desapercibida. Gracias a su espléndido reparto (Don Ameche, Charles Coburn, Gene Tierney...) y equipo artístico, alcanza altas cotas.

Sin embargo, cuanto más pienso en la historia que me cuenta, menos interesa. Mucho me agrada su forma de narrarla, los sagaces diálogos y el excelente nivel de las interpretaciones. Pero el concepto original era demasiado jugoso para contentarse con esta indulgente mirada a un acomodado heredero de don Juan Tenorio. Me pregunto si uno de los discípulos más sagaces de Lubitsch, Billy Wilder, habría dejado escapar la oportunidad de traspasar la barrera.

Igual que el carismático abuelo (un Charles Coburn espectacular e hilarante en cada secuencia) del protagonistas, se nota que tanto Satanás como Lubitsch adoran a este encantador busca-idas. Un perfil que no me desentonaría cantando sus andanzas con otros célebres calaveras. Todo se puede perdonar a alguien si es agradable a la vista y combina bien su traje. Dorian Gray lo sabía y el personaje de Don Ameche (ideal para el papel) tiene bula para todo. Dios libre al resto de su familia, diseccionada por el terrible pecado de ser un poco más sosainas.

Y es una pena porque muchos de ellos se encarna en muy buenos actores. Rememoro "El apartamento" y creo que, por una vez, Wilder no habría seguido el consejo que él mismo se imponía. Lubitsch es juez y parte de la trama y crea una especie de ganador nato que pasa sin sobresaltos, si lo narra el pícaro, es una comedia cojonuda. Si lo hace la víctima, un drama. Aquí, no hay duda del prisma desde donde se mira.

Eso se nota en la historia de "amor" que se crea en Gene Tierney (a quien todos los cinéfilos tenemos un altar prendido por "Laura") y Ameche; bien salvada por la innegable química entre ambos, el relato no deja de ser un anticipo de Homer-Marge Simpson. Se te pueden aguantar carros y carretas en determinadas circunstancias, el bueno del demonio te libre si eres Artie Ziff y un día te equivocas una vez.

Pero no hagan caso a este crítico aficionado, a fin de cuentas, también juez y parte, alguien ya un poco cansado de don Juanes que no pagan IVA y doñas Ineses que saben más que Melibea en un huerto.

A fin de cuentas, esto es una comedia y uno se ríe mucho, solamente por tres o cuatro ocurrencias de Lubitsch para darle ritmo, ya les merecerá la pena el visionado.
El Libanés
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