Quiero empezar esta crítica aclarando que no soy muy adepta a las películas que transcurren en el espacio. Pese a ello, intentaré ser lo más objetiva posible.

Técnicamente, esta última obra de Ridley Scott es imposible de criticar. Pese a no haber estado nunca fuera de la Tierra, me parece, por lo que tengo entendido que hay ahí fuera, que los efectos visuales resultan muy convincentes.

La trama, basada en la novela “El Marciano” de Andy Weir, trata de un astronauta, Mark Watney (Matt Damon) que queda olvidado en el inhóspito Marte. Todos le creen muerto y debe conseguir comunicarse con la tierra para pedir un rescate. No obstante, éste no es su único problema, también tendrá que gestionar las escasas provisiones e ingeniárselas para conseguir los recursos necesarios para sobrevivir. La historia de Watney durante la primera parte de la película es realmente interesante, original e inteligente. Sin embargo, la segunda parte de la película pierde prácticamente al completo estas características y se convierte en una película más de astronautas. A partir de este momento, la película se centra en aspectos demasiado técnicos y el final resulta bastante obvio. Es una lástima ya que se desaprovecha el potencial de la historia inicial.

La interpretación de Matt Damon es clave en esta película ya que aporta una actitud risueña y humorística al personaje que se halla en una situación tan peliaguda. Mi desencanto con el film no tiene nada que ver con su actuación que jamás defrauda.

¿Mi conclusión?

Muy recomendada a los adeptos de las tramas espaciales ya que ésta tiene un sobresaliente en cuanto a efectos y una buena historia. En cuanto al resto, recomiendo mucho el principio. El final debes verlo una vez hayas comenzado la película pero como ya he dicho, no es nada del otro mundo.

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