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Voto de juanjomuñoz:
8
2008
Vince Gilligan (Creador), Michelle MacLaren ...
8,8
104.350
Serie de TV. Thriller. Drama
Serie de TV (2008-2013). 5 temporadas. 62 episodios. Tras cumplir 50 años, Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de un instituto de Albuquerque, Nuevo México, se entera de que tiene un cáncer de pulmón incurable. Casado con Skyler (Anna Gunn) y con un hijo discapacitado (RJ Mitte), la brutal noticia lo impulsa a dar un drástico cambio a su vida: decide, con la ayuda de un antiguo alumno (Aaron Paul), fabricar anfetaminas ... [+]
27 de noviembre de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se ha discutido la capacidad del formato de la serie de ficción, a la hora de crear obras cinematográficas de una verdadera calidad. Desde luego, el contacto continuado con un público cuya atención hay que mantener y cautivar, a la vez que la necesidad de alargar el rodaje a lo largo de varios años -con los gastos que todo esto conlleva- hacen de las series productos mucho más expuestos a las exigencias de la comercialidad, como artefactos prefabricados en los que prima, la búsqueda del consumo masivo sobre las demandas de la creación en libertad con firma de autor.
Sin embargo, no es excepcional, sino más bien regla de materia artística, la dificultad y el sometimiento de la idea o contenido, a la forma (si es que realmente podemos mantener todavía esta, algo rancia ya, dicotomía) o a cualquier otro tipo de obstáculo, como a veces ha sucedido con la censura ideológica, otras sucede con la "censura económica". Es aquí donde el ingenio cristaliza y encuentra el molde para su manifestación, a la vez que, contrariamente a lo anteriormente dicho, al alargarse de manera tan notoria el metraje de las historias, se pueden hallar también nuevas posibilidades limitadas en el tradicional formato de hora y media, o dos horas.
Seguramente es en todo esto, en la exploración y aprovechamiento de las posibilidades del formato de serie de televisión, donde Breaking Bad destaca como una serie modélica, producto de nuestros ultimísimos tiempos, pues se trata de un indisimulado producto televisivo desprovisto de posibles parangones con artes paralelas, cual la literaria. No tenemos como en The Wire, una detallada descripción de unos personajes, de una sociedad y de una problemática a la manera de las extensas novelas decimonónicas. En Breaking Bad no se busca el análisis psicológico, ni social, aunque por el camino y siempre de forma tangencial, se tope con lo uno y con lo otro. En BB los ejes son la tensión y el drama, la improvisación y la coherencia, la verosimilitud y la sorpresa. Y es en este juego, y en su elaborado encaje donde encontramos, tanto sus más destacados logros como sus fracasos.
La historia germina a través de la problemática de un padre de familia residente en Albuquerque (Nuevo México). Con un hijo adolescente discapacitado, la noticia del advenimiento de un nuevo retoño, coincide con el diagnóstico de un incipiente cáncer de pulmón, cuyo tratamiento no podría pagar con su sueldo de profesor de instituto. De esta manera el profesor, buscando en uno de sus alumnos el apoyo para la distribución, comienza a fabricar droga para poder cumplir esa máxima fundamental en la familia estadounidense -y no solo estadounidense- según la cual,"a man must provide". Aunque no se profundice en ello, ahí queda el bosquejo y caricatura de una sociedad que aboca a sus desprotegidos a buscar soluciones en los arrabales de la legalidad.
Sin embargo, no es excepcional, sino más bien regla de materia artística, la dificultad y el sometimiento de la idea o contenido, a la forma (si es que realmente podemos mantener todavía esta, algo rancia ya, dicotomía) o a cualquier otro tipo de obstáculo, como a veces ha sucedido con la censura ideológica, otras sucede con la "censura económica". Es aquí donde el ingenio cristaliza y encuentra el molde para su manifestación, a la vez que, contrariamente a lo anteriormente dicho, al alargarse de manera tan notoria el metraje de las historias, se pueden hallar también nuevas posibilidades limitadas en el tradicional formato de hora y media, o dos horas.
Seguramente es en todo esto, en la exploración y aprovechamiento de las posibilidades del formato de serie de televisión, donde Breaking Bad destaca como una serie modélica, producto de nuestros ultimísimos tiempos, pues se trata de un indisimulado producto televisivo desprovisto de posibles parangones con artes paralelas, cual la literaria. No tenemos como en The Wire, una detallada descripción de unos personajes, de una sociedad y de una problemática a la manera de las extensas novelas decimonónicas. En Breaking Bad no se busca el análisis psicológico, ni social, aunque por el camino y siempre de forma tangencial, se tope con lo uno y con lo otro. En BB los ejes son la tensión y el drama, la improvisación y la coherencia, la verosimilitud y la sorpresa. Y es en este juego, y en su elaborado encaje donde encontramos, tanto sus más destacados logros como sus fracasos.
La historia germina a través de la problemática de un padre de familia residente en Albuquerque (Nuevo México). Con un hijo adolescente discapacitado, la noticia del advenimiento de un nuevo retoño, coincide con el diagnóstico de un incipiente cáncer de pulmón, cuyo tratamiento no podría pagar con su sueldo de profesor de instituto. De esta manera el profesor, buscando en uno de sus alumnos el apoyo para la distribución, comienza a fabricar droga para poder cumplir esa máxima fundamental en la familia estadounidense -y no solo estadounidense- según la cual,"a man must provide". Aunque no se profundice en ello, ahí queda el bosquejo y caricatura de una sociedad que aboca a sus desprotegidos a buscar soluciones en los arrabales de la legalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A partir de este planteamiento, la historia avanza por un mundo de violencia al margen de las normas y leyes establecidas, de los acotamientos y protecciones sociales, y en el que los actos ineludiblemente conllevan unas apremiantes, graves y -frecuentemente- irreversibles consecuencias. Así, el protagonista, despeñado por los precipicios de la amoralidad y de la soledad, se presenta durante las cuatro primeras temporadas en una constante tensión entre la vida normal de un hombre de familia, y la de un productor y distribuidor de droga. Walter White, tendrá que levantar un continuo muro de mentiras entre él y sus más allegados: su mujer, sobre todo en un principio, y también su cuñado -ejemplar policía de la DEA- o su ya citado hijo adolescente. Uno de los grandes valores de BB reside precisamente en esto, en cómo se consigue traspasar la tensión de WW -que tiene que improvisar constantes mentiras y justificaciones que oculten tanto su identidad como sus acciones- al sufrido y angustiado espectador. De alguna manera, en una prolongación de la teoría del suspense de Hitchcok, las mentiras e invenciones de WW son los inesperados giros argumentales de Vince Gilligan y su equipo: WW manipula los sentimientos y juega con las expectativas de los demás personajes, de manera análoga a como Vince Galligan manipula los sentimientos y expectativas del televidente.
Por todo esto es por lo que comentaba arriba que BB se puede considerar una serie "modélica", porque toma las restricciones y dificultades propias del formato televisivo de la serie de ficción como acicate creativo, llevando este formato a un asombroso grado de elaboración y virtuosismo. Así, si en la cuarta temporada parecía cerrado el círculo y agotadas las posibilidades argumentales de esta historia -tanto en sus situaciones dramáticas como en sus personajes- en la quinta temporada se consigue llegar -a través de una nueva vuelta de tuerca- hasta el otro lado del espejo, encenagándose la trama en la tragedia y en la fascinación del mal, en la crueldad y en la felicidad de la autodestrucción y -muy importante- en el poder catártico del desenmascaramiento, la caída del gran muro de las mentiras, y las consecuencias que todo esto conlleva. Es muy interesante observar cómo, al traspasar WW esta línea de sombra y situarse al otro lado del espejo, se produce un efecto de geminación en los personajes: WW se transforma tras "beber la sangre de su asesinado enemigo" -como si de un caso de brujería se tratase- en Gustavo Fring, o simplemente en Heisenberg -como se le conocía en el mundo de la droga, personaje simbólicamente representado por un sombrero; Jesse Pinkman, que a estas alturas de la quinta temporada es el único personaje que -a pesar de su drogodependencia- conserva el sentido de la piedad, se duplica en el despiadado Todd, al que finalmente acaba estrangulando; Skyler White se contrapone a su hermana, esposa del agente de la DEA Hank Schrader (hay alguna escena en la quinta temporada en la que esto se subraya con las dos hermanas, una rubia y vestida con colores claros, la otra morena y de color más oscuro, sentadas a la mesa, la una enfrente de la otra). Por último, el citado Hank acaba -totalmente enajenado- como simple antagonista no tanto del señor White, como de su diabólica sombra, Heisenberg.
En este punto, y con la muerte de por medio como insalvable Rubicón, se entierran ya de manera definitiva, las posibilidades de unos pesonajes y de unos guionistas que tan al máximo han exprimido su historia, mostrando por el camino un talento y un ingenio al servicio del entretenimiento y la diversión, descubriendo sin embargo, acá y acullá, destellos de una auténtica obra de arte.
Por todo esto es por lo que comentaba arriba que BB se puede considerar una serie "modélica", porque toma las restricciones y dificultades propias del formato televisivo de la serie de ficción como acicate creativo, llevando este formato a un asombroso grado de elaboración y virtuosismo. Así, si en la cuarta temporada parecía cerrado el círculo y agotadas las posibilidades argumentales de esta historia -tanto en sus situaciones dramáticas como en sus personajes- en la quinta temporada se consigue llegar -a través de una nueva vuelta de tuerca- hasta el otro lado del espejo, encenagándose la trama en la tragedia y en la fascinación del mal, en la crueldad y en la felicidad de la autodestrucción y -muy importante- en el poder catártico del desenmascaramiento, la caída del gran muro de las mentiras, y las consecuencias que todo esto conlleva. Es muy interesante observar cómo, al traspasar WW esta línea de sombra y situarse al otro lado del espejo, se produce un efecto de geminación en los personajes: WW se transforma tras "beber la sangre de su asesinado enemigo" -como si de un caso de brujería se tratase- en Gustavo Fring, o simplemente en Heisenberg -como se le conocía en el mundo de la droga, personaje simbólicamente representado por un sombrero; Jesse Pinkman, que a estas alturas de la quinta temporada es el único personaje que -a pesar de su drogodependencia- conserva el sentido de la piedad, se duplica en el despiadado Todd, al que finalmente acaba estrangulando; Skyler White se contrapone a su hermana, esposa del agente de la DEA Hank Schrader (hay alguna escena en la quinta temporada en la que esto se subraya con las dos hermanas, una rubia y vestida con colores claros, la otra morena y de color más oscuro, sentadas a la mesa, la una enfrente de la otra). Por último, el citado Hank acaba -totalmente enajenado- como simple antagonista no tanto del señor White, como de su diabólica sombra, Heisenberg.
En este punto, y con la muerte de por medio como insalvable Rubicón, se entierran ya de manera definitiva, las posibilidades de unos pesonajes y de unos guionistas que tan al máximo han exprimido su historia, mostrando por el camino un talento y un ingenio al servicio del entretenimiento y la diversión, descubriendo sin embargo, acá y acullá, destellos de una auténtica obra de arte.