Si en Rush, Ron Howard retrataba la rivalidad entre dos pilotos de Fórmula 1, en En el corazón del mar retrata el enfrentamiento y la tensa relación que existía entre el capitán George Pollard (Benjamin Walker) y el primer oficial Owen Chase (Chris Hemsworth), con rifirrafes incluidos. Basada en la historia real que inspiró al escritor Herman Melville para escribir la famosa obra Moby Dick, la película se trata de un drama de aventuras que nos narra la travesía por el Atlántico del Essex y su tripulación ballenera en busca de aceite de ballena, esas bestias marinas aparentemente indomables. En su viaje se toparán con un enorme cachalote blanco de 30 metros de longitud.

En el corazón del mar es un emocionante y entretenido espectáculo visual al que le falta una pizca más de fuerza en el plano emocional, todo resulta demasiado básico y superficial desde el perfil psicológico de los personajes hasta las relaciones entre ellos. En el apartado técnico no hay muchas pegas que ponerle, es absolutamente apabullante y asombroso, la cinta posee unos espectaculares efectos especiales, un sonido que envuelve «el crujir de la madera, las velas al desplegarse, el agua al golpear el casco del barco», una historia bien contada a través de una narración clásica, una música de Roque Baños que añade tensión, fuerza y que ayuda mucho a crear momentos de emoción y la dirección de Howard es osada y ágil, basada en una cámara capaz de situarse en cualquier recoveco para ofrecer un plano detalle más transgresor.

En el corazón del mar es una historia que ya poco tiene que añadir a la historia de Moby Dick, que se ahoga en su propia superficialidad, pero que nos ofrece un espectáculo más que digno.