La Milla Verde está divida en dos bandas generales: aquellos que opinan que es una película inferior a Cadena Perpetua porque esta es más inverosímil y más larga, y aquellos que simplemente sí han sabido apreciar el sabor de la película, aunque sacrificando, efectivamente, algo de juicio crítico.

Pero poniendo las cosas con una mejor perspectiva, hay que decir que La Milla Verde, en realidad, es una película que se entenderá mejor con el espectador cristiano, ya que John Coffey tiene la mentalidad de un niño, alguien que no sabe mucho de nada. Y solo ser como un niño, que es ser así, te garantiza entrar en el reino de los cielos. Claro, un niño no es así en la realidad, un niño también puede ser cruel, pero es una idea de que no pensar ni saber mucho te abre espiritualmente.

El espectador que no está abierto espiritualmente no puede ver la verosimilitud de la película. Solo si eres como John Coffey, puedes encontrar a la película verosímil. ¿Esto es un error de la novela de Stephen King, de la película también? No. Por lo tanto, criticar a la película por eso está fuera de lugar.

Luego hay quien considera un defecto suyo el haber alargado la película. Cuando en realidad la película de El Padrino sí aburre al espectador con escenas lentas, La Milla Verde se aleja mucho de aburrir tanto como la película de El Padrino, y sin embargo en Filmaffinity aquella película goza de un mejor puesto. Es algo incomprensible. Y esta película a mí no me aburrió en ningún momento, en cambio, El Padrino sí.

Y ya entrando en materia, la película cuenta la historia con unas loables interpretaciones por parte del elenco de actores, aunque haya algunos que desprecien a Tom Hanks. Señores, hay más actores en esta película, y lo hacen verdaderamente creíble.

Cierto es que los personajes buenos son muy buenos y los malos son muy malos aquí, pero lo hacen creíble, porque son personajes que pueden encontrarse en el mundo real. El más malo de todos os aseguro que existe en la realidad, y el más bueno... el más bueno no, pero de eso trata la película, de que dentro de que John Coffey sea el personaje más bueno, es el que aporta el sabor sobrenatural en la película.

Los personajes malos, que solo son dos, son muy distintos entre ellos. Percy Wetmore aplica la crueldad como lo hace un niño malo y cruel, que es con el placer de ver a alguien sufrir, pero luego es un cobarde a la hora de enfrentarse a problemas que requieran competencia; y William Wharton es un personaje que aplica la crueldad como lo hace un adolescente varón y con carácter, que es poniendo a prueba la integridad de sus víctimas. Cuando ve que las víctimas superan los obstáculos que él pone, entonces agacha la cabeza prometiendo que no lo va a volver a hacer, cuando sabe perfectamente que sí, es su cometido. El haber incluido en la película a personajes con ese perfil psicológico ameniza mucho la película, hasta tal punto de sentir una ácida simpatía por los personajes que sí están provistos de sensatez, ya que en nuestros primeros años de vida pudimos conocer a personajes en la vida real así de insoportables.

El drama de la película es un drama que se desarrolla de menos a más, evitando así hundir a la película en el género, lo que la haría aburrida, si no. Precisamente los personajes malos que he mencionado antes han ayudado a que empaticemos con los personajes más afines a la ética de una persona con sensatez, haciendo que cuando el drama esté en su punto más alto sintamos la misma desgracia emocional que sienten ellos.

Dicho esto, son pocas las películas que se han hecho que son capaces de sorprendernos y de hacer que nos identifiquemos con personajes, o que identifiquemos a personajes con elementos del mundo real. Por eso si no le damos un excelente a películas así, no esperes encontrarte ya con películas que merezcan la pena de ver.