Ante todo la historia es grandiosa, una verdadera genialidad narrada ágil e impecablemente con un buen sentido del ritmo que a medida que avanza prolonga el interés y la atención del espectador.

Soberbio montaje, inteligentes puntazos, desternillantes diálogos y muy buenas interpretaciones. Además de cierta complejidad argumental que poco a poco va desvelando sus trucos para terminar construyendo una trama brillante, tal vez un tanto inverosímil dada la gran cantidad de coincidencias y casualidades, pero coherente y efectiva desde el primer minuto.

Mejor arranque no pudo tener el señor Ritchie. En definitiva un peliculón ameno e imperdible.