Otra americanada más del alemán (curioso) Roland Emmerich, una perfecta guía de cómo enseñar a un niño de 10 años a cargar un rifle (así les va a los americanos). Una explosión de violencia de casi 3 horas, de la mano, como no, de Mel Gibson en su papel del amargado Benjamin Martin (no Franklin), un viudo, con 7 hijos, al que ya se le ven los años, y que está ansioso por entrar en guerra y dejar vacía la despensa de las municiones. Un papel que había sido rechazado por Harrison Ford debido a sus excesivas dosis de violencia.

Por otra parte, el irlandés Jason Isaacs interpreta al cabrón más grande que ha parido madre (vean la peli y me comprenderán). Su personaje es una más que notable copia del Amon Goeth de Ralph Fiennes de "La lista de Schindler".

El guionista Robert Rodat no exprimió su talento al 100 % como ya hiciera con su anterior historia de "Salvar al soldado Ryan".

El filme contiene numerosas escenas sanguinarias, bastante crudas y algunas de ellas surrealistas, y muere hasta el apuntador. Francamente, no veo la razón de que Gibson cobrara nada más y nada menos que 25.000.000 de dólares por protagonizar esta basura. (Con la cantidad de obras maestras que se hicieron años atrás con 25 millones de dólares)

Gracias a esta película odiareis un poquitín más a los americanos. Seguro que está entre las favoritas de Bush.

De esta película cabe destacar la banda sonora del maestro Johnny Williams y las tetas de Joely Richardson.