La segunda película donde Redford y Newman trabajan juntos, es probablemente más afortunada que "Dos hombres y un destino". Ambos interpretan a dos estafadores -el primero es uno de poca monta mientras que el segundo es un profesional - que deciden desafiar al gángster Doyle Lonnegan (SOBERBIO Robert Shaw) al juego de todo o nada.

Un guión en principio bastante árido, que gracias a la profesionalidad pura de todo el equipo (y sobre todo por el entusiasmo que todos pusieron en su trabajo), se convirtió en una excelente película picaresca.

Brillantes escenas con divertidos diálogos.

Todos los actores están correctos en sus papeles, pero sobre todo hay que destacar al trío compuesto por Newman - Shaw - Redford.

Newman y Shaw se merecían una nominación al Oscar, sin duda.

Película imprescindible para los amantes del buen cine. No se aburrirá en ningún momento.

Entretenida de principio a fin.