De los episodios 1 al 6 Dahmer es una serie excelente, que se centra en un personaje perturbado y sus circunstancias. Bien es cierto que no cuenta todo lo que Jeffrey Dahmer hizo realmente, pero tampoco hace falta. Él es el protagonista absoluto, su distorsionada visión de la realidad y de las emociones se transmiten perfectamente. Así como su entorno familiar y social, que permitieron el desarrollo de uno de los más terribles y magnéticos asesinos en serie que jamás hayan existido.

El actor encarna perfectamente al Dahmer real, lo revive, ES ÉL, y te van contando la historia mientras piensas: la virgen, este tipo estaba echo polvo de verdad. También sus padres, que no atendieron a ninguna de las señales de alarma que el chaval dio ya desde bien jovencito, y que en el peor momento de su vida lo abandonaron durante tres meses. O la sociedad, el instituto, que no supo ver que este joven tenía problemas importantes y que había que tratarlo de alguna manera.

Estuvo completamente solo y pudo desarrollar sus fantasías más escabrosas y su voluntad compulsiva de llevarlas a cabo porque no hubo nadie a su lado, absolutamente nadie. El personaje transmite horror, pero también mucha tristeza.

Ojalá esta serie hubiera terminado en el episodio 6, cuando lo detienen. A partir de aquí, se enfoca en el personaje de su vecina, esa señora de color (negro) que se pasa el resto de los capítulos con cara de indignada y haciendo frente a personajes blancos que son todos muy malos y dando consuelo a personajes negros que son todos muy buenos. También retratan de manera demasiado insistente a la familia vietnamita de una de las víctimas. Realmente, estos últimos episodios se hacen muy aburridos, tediosos, insoportables, y atienden a una especie de crítica social verdaderamente impostada y que no hacía ni puñetera falta, la verdad.

Solo son sobrellevables las pocas veces que aparece de nuevo Dahmer. Pero la sensación que dan a la serie en conjunto es como cuando pides esa Coca Cola con hielo que al principio está fenomenal pero que al final sabe más a agua que a otra cosa.