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Voto de Josproncio:
6
Thriller. Intriga El profesor de simbología religiosa Robert Langdon, absorto en la investigación de una antigua secta satánica, la de los "Illuminati", busca el arma más mortífera de la humanidad (antimateria), que algunos miembros de esta secta han introducido en el Vaticano. Langdon y una científica italiana se lanzan a una carrera contrarreloj para evitar el desastre. Tras "El código da Vinci", Tom Hanks vuelve a interpretar al profesor Langdon. (FILMAFFINITY) [+]
15 de mayo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con El código Da Vinci, el horror se apoderó de mi desde el primer capítulo. Siempre me ha gustado imponerme unos límites y creo que el monje albino asesino en el museo del Louvre y la reunión con su siniestro y religioso señor del mal, los traspasó todos de la forma más violenta y espectacular posible.
Con este panorama, las ideas que se planteen (sean originales o no) quedan diluidas en un folletín sin fundamento en el que el protagonista no elabora teorías sino que las prueba en ese universo ficticio en el que todo es cierto. Si Robert Langdon dice que la tumba de María Antonieta está en la antorcha de la estatua de la libertad, por Dios que así será.
La película, por su parte, carecía absolutamente de personalidad al ser simplemente una traslación del libro a la pantalla. El terrible guión de Akiva Goldsman era un mal copia-pega que no se preocupaba del ritmo o de lo que pedía el medio cinematográfico tanto como de meter absolutamente todo lo que había en el libro, por muy forzado que sea.

El único cambio sustancial de Ángeles y Demonios con respecto a El código Da Vinci, es la incorporación en el guión de David Koepp. Así, aunque éste haya pasado tiempos mejores, sigue siendo capaz de guardar unos mínimos que no guardó Goldsman (sería interesante conocer sus aportaciones a esta). La traslación se convierte entonces en una adaptación, limitada y sin demasiada gracia, pero que al menos entiende mejor el ritmo y realiza una obra mucho más cinematográfica y ágil que su predecesora, eliminando las larguísimas explicaciones (y sus flashbacks) que perfectamente pueden resumirse en dos o tres frases.
Obviamente, esto sigue sin hacer Ángeles y demonios una buena película: nos encontramos con esos enigmas que parecen sacados de un ejercicio de juntar los puntos para descubrir el animalito, a los que tenemos que añadir un contexto con un enorme potencial (la "lucha" entre ciencia y religión) que es desaprovechado con escenas de una simpleza increíble o momentos vergonzosos.

En lo que hace referencia al resto de los departamentos, todos mantienen una continuidad perfecta con su trabajo en la anterior película, a excepción del peluquero de Tom Hanks (gracias a Dios): Ron Howard se pone tras la cámara y de vez en cuando hace esos planos vistosos tan prescindibles (y digitales), Tom Hanks pone su cara habitual y cobra el cheque (al menos, se le ve más agradecido por tener un guión menos monótono), Salvatore Totino ilumina la película con una vela mortecina y gracias (la oscuridad de la imagen termina resultando crispante) y Hans Zimmer sigue el tono de su partitura anterior (que aquí se adapta mucho mejor a la acción).

Ángeles y demonios no deja de ser una película tan irrelevante como poco elaborada y algo vergonzosa, pero que, consciente de su carácter de blockbuster veraniego (o casi), tiene un ritmo más ágil que, al menos, nos da 140 minutos entretenidos.
Josproncio
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