Aunque el clásico Los Mejores Años de Nuestra Vida es el emblema de este tipo de producciones, los dramas posbélicos hallaron en la posguerra de Vietnam el contexto histórico ideal en que basar sus tramas con mayor amplitud y difusión. De acierto desigual y enfoques de variada naturaleza, El Cazador, Taxi Driver, Acorralado o Jacknife fueron películas que retrataron el drama, materializado en forma de secuelas psicológicas y desclasamiento, de los veteranos de guerra al reincorporarse a la sociedad civil después de la contienda. Ateniéndose a la actualidad más rabiosa, el último filme de Irwin Winkler ubica este modelo argumental en el entorno de la guerra de Irak, convirtiéndose quizá en la primera de una serie de películas sobre este polémico enfrentamiento armado.
Regreso al Infierno da cuenta del “retorno a casa” de 4 soldados estadounidenses que lucharon en la ya mencionada guerra iraquí, así como de los traumas, exclusiones e incomprensiones que han de padecer a su regreso. Sin el más mínimo atisbo de crítica a la ocupación estadounidense, la película, un melodrama convencional algo discursista, únicamente se centra en el sufrimiento, incuestionablemente real pero no exclusivo, de los soldados norteamericanos, omitiendo inexplicablemente cualquier cuestionamiento o análisis de algo cuando menos controvertido: el belicismo de la administración Bush.