Una buena película que comienza con el viaje a los sueños por parte del personaje de Jon Voight que a medida que avanza la cinta va perdiendo todo lo que se llamó felicidad. Sin duda el mejor trabajo de su carrera, a su lado Dustin Hoffman se pasa practicamente toda la película enfermo en un papel tal vez demasiado exagerado pues su final ya es adivinado por el público a mitad de metraje. No hay rastro para el amor, pero si para la oscuridad y el sexo tanto con hombres, como con mujeres. La banda sonora con su tema principal genial.