El plagio. La fruta prohibida del arte y la innovación que tantos gustan de mordisquear. Esa práctica tan fea y, a la vez, tan extendida. Y en el cine, ¡ay en el cine!, cuántas veces no la habremos visto. A veces, no pocas, justificada con expresiones como "inspirado en", "basado en", "en homenaje de", y otras paparruchas, pero todos sabemos lo que es. Hay incluso quien argumenta que el plagio es inevitable; que todos plagiamos; que se aprende plagiando; que el pipiolo plagia al veterano; que ya está todo inventado y que, mira tú qué, plagiar es ya necesidad.

"RIPD. Departamento de policía mortal" (2013) se sabe todo esto muy bien, porque lo practica sin rubor. Un plagio. Un puñetero calco de "Men in black" (1997). Cuatro cambios estéticos acá y allá, alguna modificación auxiliar en la historia, y se vuelve a tener la misma película pero con muertos invadiendo nuestra realidad. Lo más triste de esto, sin embargo, no es que "RIPD. Departamento de policía mortal" fusile a los hombres de negro. No, no es eso. Lo triste es que dos actores gozando de un buen estado en sus carreras profesionales hayan firmado participar de este basura.

Porque, oye, si al menos fuera un plagio para mejor, todavía. Pero es que es un plagio aburrido, por predecible; un plagio sin gracia, aunque sobrado de vergüenza ajena; un plagio con un Reynolds que no puede medirse con Will Smith, y un Jeff Bridges eclipsado por la sombra de Tommy Lee Jones. Y encima Reynolds repitiendo el único papel que, por lo visto, sabe interpretar. El guapito de cara ya cansa.

La pasta recaudada, al menos, sí que le hizo algo de justicia, porque sus $78 millones de taquilla mundial ni se aproximaron para tapar el boquete resultante de invertir $130 millones. Yo, en estos casos, siempre me pregunto lo mismo: ¿Nadie se paró a pensar en que esto era una imbecilidad peligrosa? ¿A nadie le chirrió esto en la productora?

En resumen, el cine; el malo. Y la vida; la perra vida. ¿Sabe que siete años después a Ryan Reynolds le pagaron $610 millones por vender su empresa especializada en destilar ginebra? Normal que Jack Black se lanzase a invertir en alcohol hace dos años, pero éste pegándole al zumo de uva. En fin, basura protagonizada por una jamona y un chino viejo.