Primer contacto de Arnold con el mundo del cine, y su mayor aberración hasta la fecha. Un hipermusculado y veinteañero Arnold con cara de paleto murciano intentando mantener el equilibrio delante de la cámara mientras a su alrededor suceden cosas. Una marcianada en toda regla.

La película ha pasado a la historia por ser, no solo la primera de Schwarzenegger, sino la peor de todas, tan mala es. Pero mala de cojones, ¿eh?. De las que te hacen pasar vergüenza ajena. Porque la película no tiene nada. Ni fotografía, ni historia, ni un guion estructurado ni nada. Es solo una excusa para que un tipo cachas pasee sus pectorales por Nueva York y reparta leches. Es tan horrible que, a fecha de esta crítica, está en el "bottom" 50 de IMDB (las 50 peores). Arnie se tomó en serio lo de pasar a la historia y debió pensar que, si no podía hacerlo por delante, lo haría por detrás. Hasta en eso fue único.

El trabajo interpretativo del caballero fue nulo, inexistente. Porque Arnold no interpretaba, sino que miraba al resto de los actores cómo si quisiera enterarse de lo que estaba pasando. El camarógrafo debía de estar asustado ante semejante comportamiento.

Al austriaco, por cierto, tuvieron que doblarlo, ya que su acento era tan brutal que no se le entendía. El doblador resultó ser un soberano incompetente. Con la llegada del DVD, y en una huida hacia adelante, la pista original de su voz fue recuperada.

Es un trabajo tan punible que hasta el propio Schwarzenegger opta por reírse de ella, sabedor de que no puede huir de su sombra. En su favor cabe decir que ha mejorado muchísimo. Al menos ya no parece estar sufriendo un derrame cerebral.

PS: Los murcianos no se merecían esta comparación.