El eje central de esta premiadísima e intimista (casi contemplativa) película tiene que ver con la decisión acerca de abandonar su monasterio, situado en las montañas del Magreb, que sopesan un grupo de religiosos. El problema es que el lugar se ha vuelto de lo más inestable debido a varios atentados terroristas y muchos comienzan a temer por sus vidas. Por cierto, la historia está basada en hechos reales.

De dioses y hombres es un trabajo en el que priman los diálogos (en su mayoría sublimes) y la labor de los actores (cuya credibilidad resulta asombrosa). Su bello acabado (atención al trabajo de fotografía) vendría a ser otro de sus grandes alicientes. Es una pena que, sin embargo, a su trama le cueste tanto avanzar (a veces da la sensación de que lo hace en círculos en lugar de hacia delante). Afortunadamente, lo que al final prevalece es una muy necesaria crítica contra el uso de la violencia como método de imposición de ideas o posturas.