Noveno episodio y uno de los más flojos. El mismo tiene como protagonista a Tara (Lindsay Pulsipher), una chica algo introvertida que vivirá una auténtica pesadilla tras ser arrollada y raptada por una extraña pareja, Judith (Lori Petty) y Anton (William Samples), siendo posteriormente encerrada en un sótano.

A pesar de su corta duración el capítulo se hace pesado, en parte porque la historia no da juego, pero también por otros muchos fallos, empezando por las interpretaciones (terrible Pulsipher) y terminando por lo tópico de las situaciones o lo predecible de sus supuestos giros de guión. Eso sí, los efectos especiales (y más teniendo en cuenta los medios) son más que correctos. Lamentablemente, ello no es suficiente para mantener el interés de una trama que se presenta raquítica y, lo que es peor, espantosamente aburrida.