Clooney dirige y protagoniza esta comedia de corte clásico en la que da vida a Dodge Connolly, un pícaro jugador de fútbol americano cuya carrera deportiva está llegando irremediablemente a su fin. Para dar nuevos bríos a su equipo decide usar su labia contratando a Carter (John Krasinski), quién ha regresado de la guerra convertido en héroe nacional. Todo parece idílico hasta que entra en escena la periodista Lexie (Renée Zellweger), quién trata de desenmascarar a Carter a la vez que sirve de objetivo amoroso para ambos.

La película tiene varias virtudes, entre ellas su tono amable y su buena recreación, así como unas buenas interpretaciones. Clooney despliega todo su carisma mientras que Krasinski realiza igualmente una correcta actuación. Por contra Zellweger se presenta como un error de casting, no sabría decir hasta qué punto el problema parte del guión, pero el personaje de Lexie acaba resultando demasiado arisco, en lugar de representar a una mujer de carácter como debiera, además tampoco ayuda a compensarlo la interpretación de la actriz.

A diferencia de sus otros trabajos como director aquí Clooney realiza un puro divertimento retro con claras referencias a las películas de antaño, a las que trata de emular con desigual fortuna, y es que en Ella es el partido todo resulta aséptico dentro de su corrección (música, fotografía, dirección artística, etc). Además no acaba de encontrar su tono, recurriendo en demasiadas ocasiones al humor caricaturesco (véase por ejemplo la persecución policial a la que son sometidos Dodge y Lexie), el cual no termina de funcionar, aunque el mayor lastre de la película (a pesar de sus buenas intenciones) sea su intrascendencia.