Comedias (y otros géneros) en las que dos personajes completamente opuestos se ven abocados a convivir o llevarse bien hay a patadas, es por ello que su éxito depende sobremanera de los actores elegidos para dar vida a dichos personajes. En la película que nos ocupa Robert Downey Jr. interpreta al tipo serio y Zach Galifianakis es el encargado de sacarlo de quicio. Ambos deberán unir fuerzas si quieren llegar a su destino, el primero para poder asistir al nacimiento de su primer hijo y el segundo porque ansía convertirse en actor e intervenir en su serie favorita: Dos hombres y medio (Two and a Half Men).

La verdad, he de reconocer que tras haber disfrutado con Resacón en Las Vegas (The Hangover) tenía bastantes esperanzas depositadas en esta película (en la cual repiten tanto el director como uno de los protagonistas: Galifianakis), tal vez por ello la decepción ha sido mayor. No es que la película sea un horror, en realidad ofrece más o menos lo que se espera de ella, es decir, toda una sucesión de gags cómicos (sobre todo visuales, incluido alguno más propio del cine de acción) a cargo de tan singular pareja. Lamentablemente, son muy pocos los que consiguen funcionar o se salen de la norma, eso por no hablar del tufillo sensiblero que lo impregna todo conforme avanza la trama.