Gary Cooper interpreta a un millonario hombre de negocios que viaja mucho y tiene a varias mujeres siempre dispuestas en cada ciudad que va pese a que ya está algo mayor. El marido de una de ellas se mosquea y contrara a un detective y tras enseñarle fotografías tiene la intención de matar al citado amante de su mujer.

El detective tiene una hija interpretada por la bella Audrey Hepburn en un papel de inocente y cándida niña de papá que vive en su cuarto practicando el cello cuando no está en los ensayos y que es una apasionada de los casos de su padre, los cuales conoce de arriba a abajo. Se planta en el hotel del don Juan para salvarle del fatídico destino y queda prendada de él desde el primer momento.

El arranque es muy bueno, con una original presentación de París, la ciudad del amor y con los diálogos ágiles e ingeniosos que suelen caracterizar a Billy Wilder (al menos en las películas que he visto). Toda la parte del marido cornudo y el primer encuentro entre los protagonistas en el hotel es muy divertida.

Luego poco a poco resulta algo tediosa con el cuerpo central de la película que se repite y alarga demasiado. El personaje de ella cada vez resulta más triste con sus intentos de ponerle a él celoso inventándose decenas de amantes que jamás existieron pasando esta de ser dulce a bastante lamentable, todo ello aderezado con unos gitanos con instrumentos de cuerda que repiten una y otra vez la misma melodía.

Deseas que todo se destape y se resuelva y aunque cuando lo hace recupera un poco sus virtudes, es un simple espejismo rematado con un final que resulta algo incoherente y forzado con la línea que lleva la historia hasta ese momento.

De todos modos no es una mala película, pero es simplemente correcta y da pena ver lo que pudo ser con su gran arranque y en lo que se queda finalmente.

@er_calderilla